Las calles de Rosario continúan tiñéndose de sangre. Las vainas en el asfalto vuelven a ser protagonistas de las fotos. Esta vez, la víctima es un empresario rosarino que fue ferozmente baleado cuando dejaba a sus hijos en Colegio.

Alrededor de las 9 de este lunes, Andrés Lamboy fue a dejar a sus hijos a la sede de la escuela San Bartolomé de Fisherton, ubicada en Wilde al 1200, cuando resultó víctima de un certero ataque a balazos. Luego de muchas versiones cruzadas, finalmente desde el Ministerio Público de la Acusación informaron que el hombre, de 45 años, había dejado a los niños y estaba por subir a su vehículo cuando dos personas descendieron de un Volkswagen Gol color azul y abrieron fuego contra él. De los más de 20 disparos efectuados por los atacantes, al menos 9 impactaron contra la víctima.

El hombre fue tasladado por una ambulancia del Sies al Hospital de Emergencias Clemente Álvarez , donde le diagnosticaron tres heridas de arma de fuego en la zona del tórax y otras 6 en las piernas y pelvis.

Entre tanto, se hizo presente en el lugar el fiscal Luis Schiappa Pietra, de la Unidad de Homicidios Dolosos, quien ordenó la intervención del gabinete criminalística de la Policía de Investigaciones. Los investigadores levantaron 20 vainas servidas, calibre 9 milímetros y realizaron la pericia fotográfica y croquis de la escena. Además, se espera el relevamiento de las cámaras de seguridad de la zona y se ordenó la ampliación de los testimonios de los testigos presenciales.

Los primeros trascendidos vinculan a Lamboy con negocios inmobiliarios, más precisamente sobre compraventa de campos y propiedades rurales. Sin embargo el dato insoslayable es que hasta el año 2008, el hombre fue yerno de Rubén Darío Galvarini, dueño de la empresa Sadocks S.A empresa de la cual integró el directorio hasta el año 2007. Desde uno de los depósitos de Sadocks partieron 524 kilos de efedrina a México, oculto en un cargamento de azúcar que fue despachado desde Barracas.

Lamboy fue testigo hace años en el sonado juicio a Mario Roberto Segovia, popularmente conocido como «El rey de la efedrina». En ese momento reconoció que había tratado con Segovia en su carácter de integrante de la firma encargada del depósito.

Foto: Twitter @belenbertero