Una amiga de Nahir Galarza declaró en el juicio por el crimen de Fernando Pastorizzo y reconoció que ella, junto a la imputada, le pegó al joven a la salida de un boliche, cuatro días antes de ser asesinado.

Se trata de Sol M., a quien Pastorizzo había señalado como quien colaboró con Galarza para golpearlo a la salida de un boliche, en la casa de la joven imputada, durante la madrugada de la Navidad pasada.

Este jueves, la joven, durante la tercera audiencia a la que no asistió Nahir, contó que ella le aplicó una «piña» en el ojo a Pastorizzo porque su amiga le había mostrado marcas de una supuesta agresión por parte del joven.

Además, dijo que el joven no contestó la agresión, comenzó a llorar y aseguró que sería incapaz de agredir a una mujer. También señaló ante el Tribunal de Gualeguaychú que la pareja se conocía hacía unos tres años y medio, y que no se enteró de alguna agresión contra Nahir por parte de Pastorizzo.

La declaración podría ser importante a la hora de evaluar el pedido de la defensa para que el caso sea considerado como un «homicidio simple» en el marco de un caso de «violencia de género». Este miércoles, durante la audiencia, se habían escuchado testimonios de allegados a la víctima que indicaron que el joven relató por medio de mensajes de whatsapp como había sido golpeado por las jóvenes dentro de la casa de los Galarza el 25 de diciembre por la mañana, cuatro días antes del ser ultimado a balazos por Nahir.

«Vengo a dar la cara porque no soy ninguna hdp, con Fernando discutí adentro del boliche donde él me agarró del brazo y yo le di una piña. No tuve ninguna relación más con él después de eso. Ahora, ¿soy la culpable también de que Nahir estaba loca? Por favor, gente», añadió un diario entrerriano.

El crimen de Fernando Pastorizzo, de 20 años, ocurrió el 29 de diciembre último, y Galarza confesó horas más tarde haber sido la autora de los disparos. La joven dijo que la agresión fue cometida con el arma reglamentaria de su padre, efectivo de la Policía de la provincia de Entre Ríos.

Sin embargo, en una segunda declaración ante el fiscal, cambió la orientación del relato y aseguró que había accionado el arma en forma accidental en un contexto de violencia de género.