Una adolescente de 15 años fue encontrada muerta en el asiento trasero de un auto en el partido bonaerense de Ituzaingó, tras haber sido secuestrada en la puerta de una escuela del barrio porteño de Flores por  dos hombres que exigieron a los familiares de la joven unos 30 mil pesos como rescate. La investigación avanza sobre la hipótesis de que los secuestradores conocían a la familia.

La adolescente fue identificada por la policía como Xiomara Mendez Morales (15) y los secuestradores fueron detenidos por efectivos de la División Antisecuestros de la Policía Federal.

Las fuentes policiales indicaron que todo comenzó cerca de las 17.30 de ayer, cuando la joven salió de la escuela, ubicada en el cruce de la avenida Carabobo y José Bonifacio, en el barrio de Flores, y fue capturada por los delincuentes, que la obligaron a subir a un Fiat Duna rojo, en el cual se la llevaron secuestrada.

Según los pesquisas, los delincuentes amordazaron a la adolescente y le ataron los pies y las manos, le taparon los ojos y la obligaron a tirarse en el piso en la parte trasera del auto.

Una de las sospechas es que la adolescente conocía a los dos hombres que se la llevaron cautiva y que, por eso, se subió al vehículo sin pensar que la iban secuestrar.

Mientras tanto, uno de los captores se comunicó con los familiares de la chica, ambos de nacionalidad peruana, para decirles que la tenían secuestrada y les exigieron unos 30 mil pesos y drogas como rescate para liberarla sana y salva, dijeron las fuentes.

El padre de la adolescente, quien aparentemente se dedica a la compra y venta de vehículos usados, pactó con los secuestradores el pago del rescate y llevó el dinero a un punto de entrega, en el cruce de la avenida Boedo y Chiclana.

Según las fuentes, los delincuentes cobraron el rescate y huyeron del lugar, pero no liberaron a la víctima, sino que escaparon con ella en el mismo vehículo hacia la zona oeste.

Sin embargo, a esa altura, efectivos de la División Antisecuestros de la PFA ya estaban siguiendo a una distancia prudencial el auto con los captores.

Según la policía, al llegar al Acceso Oeste, a la altura del partido de Ituzaingó, el auto Duna evadió un control policial de rutina y comenzó una persecución que culminó en la colectora y la calle De la Guitarra.

Allí el auto chocó contra otro vehículo y los policías detuvieron a los dos delincuentes.

En ese momento, observaron y descubrieron a la adolescente que estaba tirada y desvanecida en el piso del asiento trasero, por lo que la trasladaron de urgencia al Hospital Brandsen, ubicado en la zona, donde se determinó que ya estaba fallecida.

Esta mañana la policía trasladó a una seccional a los delincuentes detenidos mientras eran agredidos e insultados por vecinos.

El hecho es investigado por la fiscal María Mangano, quien esta mañana ordenó una serie de medidas, entre ellas la declaración de los padres de la adolescente.

«Conocía a los captores»

Pasada la conmoción, la investigación avanza en la línea de que la chica conocía a los secuestradores. Al menos eso declararon familiares de Xiomara,  y afirmaron que uno de ellos era un remisero de la zona.

«Lo conocíamos, es remisero en una remisería de Flores, trabaja ahí y nosotros lo veíamos siempre», contó Caterine, tía paterna de la víctima, al canal TN.

La mujer relató que su sobrina fue capturada cuando salía de la escuela con una compañera y de repente esta persona la llamó por su nombre desde la esquina,

«Ella se volvía caminando pero el hombre la llama y ella le dijo a la amiga ‘uy, me vinieron a buscar’ y se fue. Por eso sospechamos desde el principio que era alguien conocido», agregó.

Caterine recordó que, tras el secuestro, la amiga de su sobrina describió a esa persona como «bajito, morocho, gordito» y que, luego, con la descripción del auto secuestrado, supieron que se trataba de ese hombre. «Es como si fuera un familiar, allegado, muy conocido de la mamá» de Xiomara, explicó.

La mujer también recordó que una vez iniciado el secuestro, y cuando se estaba por efectivizar el pago del rescate, los delincuentes, que siempre se comunicaron con los padres de Xiomara por el Whatsapp instalado en el celular de la joven, la dejaron hablar con ella.

«Un ratito pudo habar con la mamá, pero no se escuchaba, solo lloraba, como si le taparan la boca», detalló la mujer.
«Si era un conocido era obvio que no la iban a entregar», concluyó.