Por Fabrizio Turturici

Alberto Cortés, referente del Frente Social y Popular en Rosario, planea recuperar una banca en el Palacio Vasallo en las elecciones legislativas de este año. En extensa entrevista de Conclusión, expresó su voluntad de “elevar una propuesta superadora, apuntando a una ciudad más igualitaria y participativa”.

“Macri y Cristina compartieron el mismo libreto en muchas cuestiones”, dijo el candidato a concejal, y aclaró que “lo que están haciendo genera desgaste en la sociedad y eso abre posibilidades para los que estamos en la vereda de enfrente”.

En ese sentido, Cortés sostuvo que “el camino para lograr esa transformación social que aspiramos se puede encontrar únicamente desde el consenso general”. Y reflexionó sobre la atomización de la izquierda a nivel nacional.

—¿Por qué existe gran dispersión entre la izquierda y cómo podrían alcanzar la unidad?

—Los partidos más grandes de la izquierda argentina, en momentos claves del siglo pasado con el peronismo, tomaron posiciones de mucho enfrentamiento, con cercanía a fuerzas de la derecha. Eso llevó a una crisis que significó el divorcio de la izquierda y los trabajadores, que se volcaron al peronismo. Así, la mayoría de las fuerzas pasamos a ser marginales.

—¿Cómo advierte al peronismo de estos tiempos?

—El pueblo va encontrando en diferentes momentos de la historia canales de expresión. Cada uno tiene sus falencias. Si uno mira los orígenes del radicalismo, que planteaba la justicia social, está a años luz de lo que es hoy, aliado al PRO. Volviendo al peronismo, creo que como gobierno fue la mayor transformación social progresiva de la historia argentina reciente, pero nosotros entendemos que hace falta una crítica más profunda al capitalismo. Eso llevó a que la mayoría de sus cuadros terminen en situaciones de corrupción, o represión como Isabel Perón, o de entrega de recursos, traicionando todas las banderas históricas. A pesar de que los Kirchner habían sido partícipes cercanos y protagonistas de la década de entrega del menemismo, tuvieron una faceta más progresiva, pero no resuelven el tema de fondo. Cristina tuvo grandes reuniones con el presidente de la Barrick Gold, vetó la ley de glaciares, impulsó el modelo sojero contaminante…

—Siendo tan cíclica la historia política argentina, ¿puede volver a ganar terreno la izquierda, en contraposición al PRO, que vendría a representar a la derecha gobernante?

—El PRO encarna la vuelta más explícita al pasado, ya que no es la primera vez que el país estuvo gobernado por una oligarquía conservadora. Ellos representan los intereses de una minoría social, pero llegó al gobierno porque los errores del kirchnerismo le pavimentaron el camino. Es la primera vez que este programa político y económico, que había llegado al poder a través de golpes militares, llega con el voto popular. Difícilmente se consolide, ya que ni siquiera tiene cuadros políticos demasiado lúcidos. Lo que están haciendo genera desgaste en la sociedad y eso abre posibilidades para los que estamos en la vereda de enfrente.

—¿Cuál sería el desafío de ustedes, en tiempos donde la sociedad expresa cierto hastío hacia la casta política tradicional?

—Cuando la gente ve siempre la misma película, que cambia de actores pero no de guión, ocurre esto. Encima ese libreto siempre va en contra de los intereses de la mayoría. El problema es que la gente suele generalizar y meter a todos en la misma bolsa: eso se supera mediante hechos concretos. Nosotros logramos llegar a la Cámara y en un año y medio, somos el partido que marcó más trabajo, presencia y proyectos. Debemo