La presidenta Cristina Fernández de Kirchner concedió una extensa entrevista a la revista norteamericana The New Yorker, en la que se explayó sobre la política y la economía de nuestro país, y trazó un detallado análisis sobre la situación internacional y su impacto en la Argentina.

La jefa de Estado difundió hoy a través de las redes sociales un largo reportaje que concedió a The New Yorker, en la que habló de la política de Derechos Humanos, recordó al ex presidente Néstor Kirchner y analizó la situación económica del país, realizó un detallado análisis sobre las relaciones internacionales de nuestro país, la firma del Memorandum de Entendimiento con Irán y la acusación en contra de distintos funcionarios del fallecido fiscal Alberto Nisman.

Durante la entrevista, realizada en el mes de marzo en la residencia presidencial de Olivos y en la que el periodista Dexter Filkins se mostró sorprendido por la política de Derechos Humanos del kirchnerismo, la mandataria consideró que la declaración de inconstitucionalidad de las leyes de Obediencia Debida y Punto Final “nos hizo ingresar definitivamente en la democracia” dado que “lo anterior era predemocrático”, al mismo tiempo que recordó que quienes impulsaron esa demanda fueron los organismo de Derechos Humanos, principalmente los familiares de las víctimas de la última dictadura cívico militar.

Ante la consulta del cronista, la Presidenta recordó como conoció al ex presidente Néstor Kirchner en la Universidad de La Plata, donde ambos estudiaban en los años setenta, y el entorno político que los rodeaba.

«¿Si lo extraño? Sí, claro que lo extraño. Lo voy a extrañar hasta el último de mis días”, señaló. «Al principio con mucha congoja”, reconoció, pero aseguró que actualmente lo recuerda «desde otra perspectiva, de todo lo que hizo. Y siempre me pregunto qué hubiera hecho, qué haría él. Eso sí siempre me lo pregunto, qué haría él cuando hay una determinada circunstancia”.

Posteriormente, realizó un breve y crítico balance histórico sobre la situación económica del país, sobre todo de la etapa neoliberal, década en la que “habíamos perdido el manejo de los principales recursos de la economía, de la energía, del petróleo, la administración de los recursos de los trabajadores”.

La Presidenta recordó como uno de los hitos del cambio en la política económica de nuestro país al primer discurso del ex presidente Néstor Kirchner en la Asamblea anual de las Naciones Unidas, donde el mandatario sostuvo: «Déjennos crecer para poder pagar la deuda, porque los muertos no pagan las deudas».

“Ese es el eje de nuestro modelo” aseguró ante el periodista norteamericano y destacó que la política de desendeudamiento, que «hoy se discute en la ONU», permitió a nuestro país tener “el nivel de endeudamiento más bajo de toda nuestra historia, solamente el 9,5% del PBI”.

El desendeudamiento “es uno de los ejes fundamentales, nos permitió generar recursos y además a partir de una política industrial muy fuerte generar trabajo y poder hacer frente al pago de la deuda”.

Otro de los temas abordados durante la conversación de Presidenta con el periodista norteamericano fueron las relaciones entre Argentina y Estados Unidos, sobre todo a partir de la consolidación de las vínculos estrechados por nuestro país con China, Rusia, Venezuela e Irán.

Cristina consideró que hay una «falta de información» respecto de que existan cambios significativos en las relaciones comerciales del país, ya que “los números me dicen que el segundo inversor es Estados Unidos y los números me dice que yo tengo déficit comercial con Estados Unidos con lo cual hay un intercambio comercial muy fluido entre Argentina y Estados Unidos”.

Incluso evaluó que Estados Unidos «por ahí le ha cerrado las puertas a las Argentina», y ejemplificó sobre el conflicto por el ingreso de carnes argentinas a ese país.

“No hay un alejamiento de Estados Unidos para acercarse a Rusia o China, hay simplemente la admisión de que hay un mundo multipolar, hay un mundo diferente” explicó, y definió la situación mundial actual como “una nueva etapa civilizatoria”.

Ante la repregunta sobre si no consideraba si Rusia era un gobierno autoritario, la presidenta argentina insinuó que “la noción de autoritarismo habría que analizarla con mayor prolijidad, mayor detenimiento y verificando que pasa en casa, ¿no?”.

En este sentido, le recordó al cronista que “en el G20 no se decide absolutamente nada si no lo aprueba Estados Unidos y lo aprueba China” y aseguró que el G20 “podría ser el G2, sacarle el cero, los dejamos a China y Estados Unidos y funcionaría exactamente igual”.

El periodista la consultó a la Presidenta sobre cuál fue el objetivo del Memorándum de entendimiento firmado entre nuestro país e Irán, a lo que Cristina respondió que la firma de ese acuerdo permitió que Irán “aceptara por primera vez una discusión sobre el tema AMIA cuando la había negado durante décadas”.

A más de dos décadas de los atentados a la embajada de Israel y la AMIA “nadie ha logrado nada, salvo nosotros que habíamos logrado este acuerdo que, si no hubiera sido declarado inconstitucional por la justicia argentina, estaríamos en condiciones de exigirles ya a los iraníes en Naciones Unidas que cumplan lo que firmaron”, señaló.

La Presidenta señaló que la intención es que “cumplan con el acuerdo de la Comisión de la Verdad integrada por 7 juristas de renombre internacional, que cumplan con la posibilidad que el juez argentino se traslade a Teherán, porque éste era el objetivo fundamental, que el juez Canicoba Corral pueda ir a tomarles declaraciones a los iraníes a Teherán”.

La vigencia del acuerdo de colaboración “llevaría a que el juez pudiera viajar a Teherán a tomarles declaración (a los ciudadanos iraníes) porque así como hay una ley en Teherán que impide la extradición de iraníes, hay una ley en Argentina que impide juzgar a la gente en ausencia”.
Al mismo tiempo, consideró que las versiones sobre un supuesto acuerdo secreto detrás de la firma del memorándum “es casi infantil, y se dice esto sin ningún tipo de pruebas realmente es grave, una gravedad institucional importante”.

Filkins indagó si era cierto que el acuerdo contemplaba la posibilidad de suspender las órdenes de captura dictada por Interpol contra los iraníes imputados, algo que fue rechazado de plano por la Presidenta.

“Sería imposible, lo dijo Ronald Noble (ex director de Interpol), un juez dicta una alerta roja, orden de detención, es aceptada por el Directorio de Interpol, Interpol libra la orden y esa orden solamente puede ser levantada por el juez de la causa”.

Al referirse a los causas y consecuencias de los atentados terroristas sucedidos en los 90, la Presidenta consideró que “los 85 muertos de la AMIA o los 29 de la voladura de la Embajada de Israel y sus familiares somos como daños colaterales. Como daños colaterales de una guerra que no es nuestra, de una guerra que se desarrolla en otros ámbitos y con cualquier metodología, en donde todo vale”.

“Yo no quiero someter a los 40 millones de argentinos a ningún daño colateral más, ya tuvimos demasiados” aseguró.

En otro tramo de la entrevista, el cronista norteamericano le preguntó a la Presidenta cuál era su opinión sobre las afirmaciones que vinculaban al gobierno con la muerte del fiscal Alberto Nisman.
“Realmente me parece que es una visión absolutamente interesada y que no responde a la realidad en absoluto”, respondió la mandataria y preguntó: “¿A quién perjudicaba más la muerte del fiscal Nisman luego de haber denunciado a la Presidenta, a su canciller, a un diputado nacional de traición a su país y de conspirar con los iraníes? ¿A quién perjudicaba más la muerte del fiscal Nisman?”.

“Yo no tengo pruebas porque no estoy en la causa pero hago la evaluación política de que se trató de una gran maniobra política contra el gobierno con ramificaciones nacionales y para impactar también internacionalmente en situaciones que se están viviendo hoy en Medio Oriente, en Estados Unidos y demás”.

Dicho esto, invitó al periodista a ponerse en contacto con el juez de la causa AMIA, Rodolfo Canicoba Corral.

En este sentido, la Cristina Fernández de Kirchner se mostró “convencida” de que la denuncia presentada por Nisman pocos días antes de morir “no la escribió el fiscal” y la describió como “una visión casi periodística”.

Según la Presidenta, la denuncia “no está fundamentada jurídicamente, es una cosa hecha por alguien más con un criterio de difusión periodística que con un criterio jurídico”, sentenció y lo vinculó a los desplazamientos que hubo en la Secretaría de Inteligencia a fines de diciembre.

Al mismo tiempo, se refirió a las escuchas incluidas en la causa, las que “no prueban absolutamente nada, nada más que conversaciones entre personajes de tercera, cuarta categoría o quinta categoría que no tienen absolutamente nada que ver con ninguna de las personas que forman parte del Gobierno”.