Por Alejandro Maidana

El puerto; el comercio; la banca; la Hidrovía; las semillas; el fertilizante, todo eso está en manos extranjeras. El 98% de los barcos son extranjeros. Eso es causante de la desocupación, por eso decimos que Argentina sangra por las barrancas del río Paraná. Nunca hubo tanta riqueza, pero vemos un país tremendamente injusto, que duele y no nos pertenece. Tenemos que preguntarnos qué es lo que pasa, sostuvo Luciano Orellano, referente del Foro por la Recuperación del Paraná para la Argentina, y autor del libro «Argentina sangra por las barrancas del Río Paraná».

El escenario en el que se ha montado este imprescindible debate político, nos muestra a distintos actores sociales encarnando la resistencia a una nueva privatización, y a quienes no se resignan a que sea el Estado, quién monitoree sus negocios. La imperiosa necesidad de salir de perdedor, se ha visto exacerbada debido a un contexto excepcional que ha dejado en carne viva el saqueo que sufren a diario los sueños soberanos de un país expoliado desde su médula productiva.

Es menester visibilizar a «La Cuenca del Plata» como lo que es, una unidad territorial, económica, productiva, comercial, de comunicación y navegación, y de recursos infinitos, que cubre un área de unos 3.170.000 km². Tomando como referencia lo antes mencionado, podremos comprender porqué las potencias extranjeras se baten a duelo con la intención de quedarse con la cuenca. Por ello este desafío representa la llave maestra para abrir un sinfín de discusiones, para consolidar la idea de que la soberanía alimentaria es posible. Pero para ello, pensar la hidrovía en clave socioambiental, es un punto de partida a la hora de desenmarañar un modelo productivo extractivo y por ende depredador.

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Claudio Tomás es licenciado en Ciencia Política, docente universitario y miembro del Observatorio del Sur-UNR, con un extenso derrotero en el análisis de los modelos extractivistas latinoamericanos, compartió con Conclusión una serie de reflexiones que invitan a repensar una y otra vez la importancia socioambiental de la Cuenca del Plata“El destino del Río Paraná debe ser pensado en clave de sustentabilidad amplia, y no quedar sujeto a dicotomías que encierran un solo modelo de desarrollo basado en la optimización del extractivismo. Pero, ¿de qué hablamos cuando hablamos de hidro-vía? Hablamos de un Río, de un ecosistema fluvial, de biodiversidad y de territorios de vida. Notable construcción e imposición de sentido al llamar al Río Paraná hidro-vía, lo que implica abordarlo y más allá de enunciaciones falaces, desde sus aristas económico-comerciales como enfoque casi exclusivo”.

Es de tal potencia esta idea que pretende soslayar las otras dimensiones, o parte de ellas, como la socioambiental o la política misma por lo que desde el Observatorio del Sur-UNR pretenden visibilizar lo sesgado e interpretar el meta-mensaje que se infiere de ello. “Dos cuestiones previas nos introducen a la problemática en cuestión:

-La primera, de índole semántico, cuyo neologismo hidro-vía no figura en el Diccionario de la Real Academia Española; ergo, no se va a regular, legislar, sobre un río sino sobre una “hidro-vía” por lo que las connotaciones, y especialmente para el hombre de a pie, quedan disimuladas desde su origen”.

– La segunda, y en términos comparativos, aparece como pregunta más que como interpretación: ¿acaso, los europeos llaman hidro-vía al Danubio, los estadounidenses al Misisipi, los ingleses al Támesis, los alemanes al Rin y los rusos al Volga?

Ahora bien, lo semántico nos está diciendo que el enfoque es prioritariamente económico comercial, más allá de la manifestación de exhaustivos estudios ambientales que estudian todo menos el impacto socioambiental integral, y si no que se recuerde la desaparición de gran parte de la comunidad de pescadores artesanales a partir del dragado y concesión del río durante los años ’90”, indicó.

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Es tan sesgado este enfoque que el mismo presidente de la Bolsa de Comercio de Rosario ha señalado «que el modelo actual de la hidrovía funcionó bien», que «el río es una cosa viva» y que «cuando se dragó no pasó nada».

“Intentando comprender sus palabras entendemos que apoya una nueva concesión, que solo interesa la optimización de costos del transporte comercial y lo más difícil de comprender, al decir que el río es una cosa viva: si realmente fuese así, debería incluir entre otros, la supervivencia de lo que queda de la comunidad de pescadores, la salud del humedal y manifestarse contra la construcción de terraplenes para la agroganadería industrial como la explotación del espacio isleño para el desarrollo privado inmobiliario”.

Hoy nos encontramos ante un debate que deviene dicotómico, es decir, se plantea la opción de la reconcesión o la estatización. “Si bien es una discusión política, aquellos que plantean la primera de las opciones, instalan la temática como una cuestión logística soslayando deliberadamente su naturaleza política; al omitirla no se hace más que afirmarla. Por otro lado, aquellos que sostienen la necesidad de estatizarla expresan de modo explícito que es una cuestión política: y claramente lo es. Porque la explotación del río es una cuestión de soberanía, se trata justamente de una cuestión política ¿O acaso la Vuelta de Obligado (1845), la segunda Batalla de San Lorenzo (1846) y Punta Quebracho (1846) no han forjado, épicamente, la soberanía nacional y latinoamericana, en el marco de la Guerra del Paraná o el bloqueo anglofrancés al Río de la Plata? Por ello, entendemos que en nombre de la historia y la memoria de aquellas gestas que marcaron a fuego nuestra argentinidad, debemos intentar una mirada superadora”, enfatizó Tomás.

La Constitución Nacional en su Artículo 41 que prescribe el derecho al ambiente sano, señala que “las autoridades proveerán a la protección de este derecho, a la utilización racional de los recursos naturales, a la preservación del patrimonio natural y cultural y de la diversidad biológica, y a la información y educación ambientales”. Sobre esto, Claudio Tomás indicó: “Por tanto, ¿no llegó el momento de pensar el uso, gestión y preservación del Paraná ya no como recurso natural sino como bien común controlado por la nación argentina cuyo enfoque lo aborda la Ecología Política? ¿No llegó el momento de pensarlo como parte de un modelo de desarrollo de sustentabilidad amplia por sobre lo rentístico-extractivista? ¿No llegó el momento de pensar en el reemplazo paulatino del monocultivo sojero por la agroecología y la pluralidad de prácticas productivas tendientes también a la soberanía, pero alimentaria? ¿No llegó el momento de trascender grietas dicotómicas e ir por terceras posiciones superadoras, donde en el centro esté la afirmación soberana de la Vida en todos sus alcances?, concluyó.

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Eduardo Spiaggi es médico veterinario, magíster en agroecología e integrante del Observatorio del Sur-UNR; plegándose a las imprescindibles reflexiones de Tomás, acercó las suyas. “Desde unos meses atrás a esta parte, el tema de la hidrovía, por suerte, ha tomado estado público y eso implica que haya una sociedad civil más informada, más atenta a las cuestiones políticas y socioambientales. La temática de la hidrovía ha sido tomada tanto por organizaciones, asociaciones y militantes que comenzaron a hacer público y demostrar que fue un negocio privado durante 35 años. Desde la época del traidor a la Patria Carlos Saúl Menem, que entregó los bienes del estado, los bienes públicos, en algunos casos a precio vil, y en este caso desmantelando la marina mercante y de dragado nacional. Si bien uno puede coincidir en que funcionaban mal, la salida no era disolverlas, sino mejorarlas, uno de los casos más emblemáticos son los trenes, particularmente sostengo que Menem y Cavallo debieron haber estado preso solo por eso”, sostuvo.

El avance y mediatización de un debate que se nacionalizó, ofició de ariete para que el estado nacional no pueda desentenderse de una decisión que, con seguridad, puede hacer virar el impiadoso destino de nuestro país. “La hidrovía tiene que ver con esto, por ello considero que es muy saludable que se esté discutiendo el tema, algo que obligó al gobierno nacional a escuchar y que desembocó que se le otorgue al menos por un año a la Administración General de Puertos el control de la misma. Las movilizaciones, los foros, los distintos documentos y debates, han tenido indudablemente su impacto. Incluso nuestro gremio docente (Coad) a través del Área Ambiental, creada recientemente, realizó distintos foros con muy buena participación, también debemos mencionar al Área de sindicatos por el ambiente, que es un espacio que se creó el año pasado al calor de la quema de los humedales. Estas iniciativas brindaron la posibilidad de complejizar los debates ambientales incluyendo la hidrovía”.

Para concluir, Eduardo Spiaggi consideró “que no solo debemos recuperar la soberanía territorial y económica, sino pensar este gran espacio territorial en clave socioambiental, es decir, que implica para los territorios la salida de 120 toneladas de cereales y minerales ¿De dónde vienen? ¿Qué sucede en los territorios donde se extrae o se siembra? Por ello tenemos la certeza que la hidrovía puede iluminar los días de esos territorios, y, en definitiva, ayudarnos a pensar en otros desarrollos, que es lo que verdaderamente necesitamos. Debemos terminar con ese círculo vicioso de generar dólares solo para pagar deuda externa”.