La estrategia oficial de contener la cotización del dólar, las tarifas de servicios públicos y los precios, no hace más que generar las condiciones para «incubar el próximo ‘rodrigazo’», aseguró Ramiro Castiñeira, economista jefe de la consultora Econométrica.

«Ahora el mercado ya le pone fecha al próximo rodrigazo», alertó Castiñeira, quien lamentó que «en pleno siglo XXI tenemos una política económica muy similar a todos los fracasos que arrastra Argentina del siglo XX».

Para el economista, «como ya se sabe cómo termina, desde entonces la discusión económica se empobrece y sólo se limita a preguntarse si explota en cuotas o todo junto, antes o después de las elecciones, al oficialismo o a la oposición».

Castiñeira se refirió al denominado «sinceramiento» de precios y tarifas dispuesto en junio de 1975 por Celestino Rodrigo, ministro de Economía de la entonces presidenta María Estela Martínez de Perón, luego de un extenso período de congelamiento de precios, tarifas y tipo de cambio.

La inflación de ese año pasó del 3,9% en mayo al 21,1% en junio y al 34,7% en julio, desencadenando una aceleración inflacionaria que por dieciséis años consecutivos no pudo bajar de los tres dígitos anuales y llegó a cuatro dígitos en 1989 y 1990.

El ingenio popular calificó de inmediato a esa estampida inflacionaria como «rodrigazo», una denominación que en los años posteriores se utilizó para referirse a las subas abruptas de los precios (incluso superiores a 1975) luego de intentar contenerlos por algunos meses.

«En definitiva, pisar el dólar, pisar tarifas, cerrar exportaciones, darle rosca al salario y elevar el gasto público financiado con emisión monetaria, todo con la esperanza de contener la inflación y al mismo tiempo reactivar la economía, es la esencia de todo programa económico en Argentina desde 1940 a la fecha», agregó Castiñeira.

El economista destacó la excepción de la década del noventa, en la que se redujo la inflación a través del régimen de convertibilidad del ministro Domingo Cavallo, quien días atrás también alertó sobre la posibilidad caer en una situación similar a la del «rodrigazo».

Asimismo, señaló que «en la última década en particular, esta dinámica de pisar precios ‘aguanta’ dos años», pero posteriormente «viene el salto cambiario que licúa el gasto público y el salto de tarifas que recompone algo los precios atrasados».

Al respecto, sostuvo que «todas las aceleraciones inflacionarias de las últimas dos décadas responden al mismo patrón» y como «durante 2020 y 2021 se aplicó la misma lógica», en el mercado «crecen las expectativas de un salto devaluatorio y alza de tarifas tras las elecciones».

«Ello implica que sólo para igualar la inflación del último año y medio, el servicio de ‘Electricidad y gas’ ya necesita aumentos tarifarios del 57%, la Medicina prepaga del 36%, el transporte público del 31% y Telefonía e Internet del 25%», indicó.

Sin embargo, el esfuerzo por contener las subas tarifarias no tuvo una incidencia significativa en los precios en general, ya que «le sacó sólo 4,4 puntos porcentuales a la inflación», es decir que en vez del 71% hubiera sido del 75,4%.

«La baja incidencia sobre el IPC general pone en evidencia que macroeconómicamente no se puede frenar la inflación pisando tarifas. Peor, genera estragos en los mercados afectados», advirtió.

Castiñeira finalizó su análisis recordando que «todos los planes económicos desde 1940 a la fecha tienen el mismo pecado original» y que «pisar dólar y tarifas pero nunca frenar la maquinita no es nuevo en Argentina».