La Encuesta Permanente de Hogares (EPH) del tercer trimestre de 2022, que realiza el Instituto Nacional de Estadística y Censos (Indec) y que se dio a conocer este miércoles, se registró una mejora en los índices de empleo, actividad y desocupación en el país. Sin embargo, dejó un dato muy preocupante: en la medición de los “ocupados demandantes de empleo hay 3.108.000 personas en la Argentina que tienen empleo, pero que, activamente, buscan una segunda fuente de ingresos.

La EPH reveló un descenso en la tasa de desocupación en el total urbano del país del 7,9% al 6,7% respecto a igual período de 2021. Pero también da cuenta de otros datos de gran importancia, por ejemplo, la brecha de género sigue siendo notoria. El relevamiento informa que el ingreso total individual promedio es de $80.435.  Si se desagrega según el género, los hombres tienen un ingreso promedio de $92.655 mientras que las mujeres tienen un ingreso promedio medio de $68.310, reflejando una brecha salarial del 26,3%. 

En los datos por provincia, el informe pone sobre la mesa que las jurisdicciones con mayor brecha salarial entre hombres y mujeres son Santa Cruz y Chubut, con un porcentaje que alcanza el 36%, seguidas por Córdoba y Buenos Aires, que rondan el 29%.

Desocupación y búsqueda de un segundo empleo

Uno de los datos que más llama la atención en esta última EPH es la cantidad de personas que tienen un trabajo pero, sin embargo, buscan un segundo empleo. De un total de 42,3 millones de población urbana, hay 18,3 millones que figuran como población ocupada, en tanto hay 1,3 millones de desocupados.

Sin embargo, de esa población que ya posee un empleo, hay más de 3 millones que buscan activamente una segunda ocupación. Esto puede ser por dos motivos: o bien sus ingresos son insuficientes para cubrir sus necesidades mensuales o bien las condiciones de trabajo son malas. En cualquiera de los dos casos, la problemática afecta a todo el país.

Por lo tanto, se infiere que la demanda de trabajo es mayo a la oferta, ya que se contabiliza que hay 4,3 millones de personas (ocupados que buscan segundo empleo y desocupados) que compiten entre sí en la búsqueda laboral.

También, el informe da cuenta que los subocupados que trabajan menos de 35 horas semanales y están dispuestos a trabajar más horas son de un total de 2,2 millones de argentinos.

La canasta básica

Las estadísticas demostraron que en 2022 la Canasta Básica Total (CBT) -valor que representa el total de gastos que debe hacer una familia para cubrir sus necesidades durante un mes- subió a mayor ritmo que los salarios, lo cual también explica que muchas personas se encuentren en la búsqueda de un segundo empleo para compensar lo que la inflación está provocando.

De acuerdo a las estadísticas oficiales, la CBT avanzó un 100,3%  entre enero y diciembre del año pasado, mientras que los sueldos tuvieron un ajuste nominal anual del 90,4%. Es decir que hubo una diferencia de 9,9 puntos porcentuales en ese período. La diferencia fue aún mayor con la Canasta Básica Alimentaria (CBA), que se encareció 103,8% durante el 2022 (13,4 puntos por arriba de los sueldos).

Uno de cada cuatro argentinos tiene un empleo informal

En coincidencia con otras encuestas y registros, la EPH da cuenta de un descenso en la desocupación. De acuerdo al relevamiento, en el país la desocupación descendió, en el tercer trimestre de 2022, a un 6,7%, lo que equivale a 1.309.000 argentinos.

El indicador se ubicó así cuatro décimas por debajo de la tasa de desocupación registrada el tercer trimestre del 2021, que fue de 7,1%, informada a fines de 2022. Esta diferencia se explica porque el nuevo informe amplía el universo de cálculo al incluir a localidades de más de dos mil habitantes, mientras que el otro se elabora con los datos surgidos de la Encuesta Permanente de Hogares (EPH) de 31 aglomerados con más de 500 mil habitantes.

Sin embargo una de las cifras más importantes es el porcentaje de empleo informal: 1 de cada 4 argentinos tiene un empleo informal y es en las provincias donde más se evidencia el empleo precario, algo que también es palpable a nivel salarial.

Asimismo, en períodos de alta escalada inflacionaria, son los empleados informales lo que tienen la mayor pérdida de poder adquisitivo. En promedio, los asalariados registrados percibieron $102.247 y los no registrados $58.030, una brecha superior al 50%. 

Además, el ajuste de los sueldos de los trabajadores informales se ajustaron apenas un 65,4%, muy por debajo de la inflación y las canastas básicas.