Por Aldo Battisacco – Enviado especial a Buenos Aires

El médico intensivista y docente e investigador de la Universidad de la Plata, Arnaldo Dubín, dialogó con Conclusión y advirtió que la campaña de vacunación no tiene la celeridad requerida frente a la ola de contagios, que es «desquiciante», y reveló que de no ser por la «ayuda de médicos residentes bolivianos y colombianos» -ante la escasa cantidad de médicos nacionales- no hubiera sido posible sortear la primera ola. La pandemia desnudó a la opinión pública las carencia de la terapia intensiva en Argentina». 

Dubín sostiene que «es importante tener presente el contexto y el significado de todo lo que pasa, es una situación compleja, una ecuación difícil de resolver que tiene varios términos, que en sí mismos son complejos».

Tenemos la ventaja del espejo, en Francia hay cuarentena estricta y hace una semana los jefes de terapia intensiva fijaron un protocolo para establecer quien será atendido ante el colapso del sistema

El referente de la Sociedad Argentina de Terapia Intensiva afirma que basta con preguntarle a quienes trabajan en hospitales y clínicas para comprobar que el sistema sanitario está al límite. Dice que sin una cuarentena estricta y más personal de salud se avecina “una catástrofe sanitaria sin precedentes”.

«El más acuciante de los términos es la realidad epidemiológica, el aumento de contagios desmesurado y explosivo, para muchos sorprendente, pero que no vieron el sustrato que teníamos que permitía predecir lo que pasa», dijo el profesional y agregó: «Lo cierto es que llegamos a un nivel de contagio en CABA y el conurbano que es el doble de lo que tuvimos en el pico de la primera ola». 

Lo peor no llegó, será en 15 días, sin embargo hoy tenemos el sistema privado colapsado, en Buenos Aires y La Plata, también lo vemos en  hospitales públicos…

Además, expresó con preocupación, que «este desorbitante incremento en lo contagios se da en una velocidad muy rápida, es sorprendente, y esto pone en riesgo al sistema, porque no hay cuarenta, que fue denostada pero salvo decenas miles de vidas. Porque permitió fortalecer el sistema sanitario destruido. Y logró que la enfermedad avance lentamente, y los paciente atendidos».

Dubin, manifestó que hay otros factores que complejizan la situación, «como las nuevas cepas, que circulan en forma comunitaria, la de manaos y el reino unido que pueden ser más contagiosa y más agresivas. Pero tampoco la vacunación avanzó al ritmo que pretendíamos. Y aquí hay que hacer un distinción adicional, porque es un tema que se manoseo mucho, como todo lo sanitario. Se tomó  a la vacunación para la disputa política, aviesa, malintencionada y sucia». 

“El 90% de las dosis de las vacunas contra COVID-19 está en un 10% de los países”

Y añadió: «Si no se avanzó en la vacunación, no ha sido porque se negoció incorrectamente o implementado sistemas que son impropios, no pudimos avanzar porque la vacuna llega en cuentagotas, pasa que un puñado de potencias se apoderó de todo, acaparan la mayor parte de la producción y usan a la vacuna para condicionar y humillar a países dependientes como el nuestro».

Pfizer pretendía un contrato leonino en el que venía por los recursos naturales, lo de AstraZénaca es igual y obsceno, violó los acuerdo con el país, porque se produjo en Argentina millones de dosis del principio activo que se derivó a México para ser envasado, pero no hay ni un solo argentino vacunado con AstraZeneca

Más categórico aún, fue el médico intensivista al afirmar y describir la tragedia nacional al referir que lo que se vive «es expresión de la falta de una industria nacional y estatal de medicamento para dar respuesta a la pandemia» e «incluso nos pone en situación de indefensión». 

Los números de los contagios son desquiciantes, alarma muchísimo y se da en un contexto de un sistema sanitario que no esta en condiciones de enfrentar esta etapa de la pandemia

Dubín dio en la clave del drama nacional, la dependencia estructural a países centrales que colaboraron en la destrucción de la ciencia nacional, en connivencia con sus socios locales. Así, el exjefe de Terapia Intensiva Sanatorio Otamendi, dijo «que estas cuestiones se puede resolver porque el país tiene capacidad científica y tecnológica, falta decisión política para revertir lo que se ve». 

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