Por Leandro Selén

«El sector agtech alcanzó un importante nivel de consolidación en la Argentina. De hecho, las empresas agtech pudieron crecer e internacionalizarse a pesar de un contexto económico adverso a nivel local», destacó un análisis de la Dirección de Informaciones y Estudios Económicos de la Bolsa de Comercio de Rosario.

En la misma línea, la directora de la fundación Endeavor en Rosario, María José Soler, indicó a Télam que la Argentina «tiene una gran oportunidad para seguir consolidándose como líder en este sector debido a un mercado local de mayor escala, ecosistemas favorables a los emprendimientos de base tecnológica, masa crítica de profesionales dedicados a la agricultura intensiva y tendencia a mayor especialización apuntando a más verticales».

Endeavor viene llevando desde hace tiempo programas de incubación y aceleración de emprendimientos, y en los últimos años contribuyó al desarrollo de varias agtech argentinas.

Uno de esos casos es Agidea, nacida en la localidad bonaerense de Pergamino para hacer que las empresas agropecuarias produzcan alimentos de una forma más segura, sostenible y de alta calidad con un menor impacto ambiental.

Fundada por Mariano Battista y Gonzalo Grigera, dos ingenieros agrónomos que combinaban experiencias en el ámbito de compañías multinacionales privadas y de la investigación científica, y que compartían el espíritu emprendedor, hoy emplea a más de 100 profesionales y está ampliando su oferta de soluciones a la industria agroalimentaria.

Agidea articula con las empresas que desarrollan nuevas semillas, productos para la protección de cultivos, y productos biológicos promotores del crecimiento de los cultivos más amigables con el ambiente.

Otra de ellas es Deepagro, fundada en la localidad santafesina de Casilda por Juan Manuel Baruffaldi, licenciado en Ciencias de la Computación con especialización en Inteligencia Artificial y Computer Vision.

DeepAgro es una empresa de software basada en inteligencia artificial, que desarrolló SprAI, un sistema inteligente de detección de malezas para realizar una aplicación selectiva de herbicidas en cualquier etapa del crecimiento del cultivo de soja, que permite ahorrar hasta un 70% en agroquímicos dependiendo de la cantidad de malezas en el lote.

También está Sima, surgida en la Universidad Nacional de Rosario, de la iniciativa de Andrés Yerkovich, Geronimo Oliva y Mauricio Varela.

De ahí sale la app de Sima que luego se complementó con una plataforma web que desarrollaron Agustin Rocha y Pablo Etchanchu, cofundadores también, y dio como resultado una gran base de datos de conocimiento agrícolas que conduce a productores y empresas a tomar decisiones basadas en datos, principalmente para la producción de cultivos extensivos.

Fuera del universo Endeavor aparecen otras agtech como B.I.F.E., emprendimiento de Juan Craveri, presidente de los laboratorios que llevan su apellido.

Esta agtech utiliza técnicas de cultivo celular para desarrollar un sustituto de la producción de carne tradicional, que presenta amplias ventajas en materia de salud, medioambiente y sustentabilidad.

Si bien en el mundo existen laboratorios, grupos de investigación y startups que comenzaron a desarrollar esta tecnología desde hace varios años, B.I.F.E. es la primera compañía argentina que se encuentra desarrollando la tecnología para obtener carne animal a partir del uso de técnicas de cultivo en el laboratorio, y la primera en Latinoamérica que llevó a cabo una degustación privada.

Las posibilidades que presenta la Argentina en este segmento, no sólo permitieron el desarrollo y el crecimiento de estas nuevas empresas, sino que también generaron el interés de gigantes mundiales, como Bayer, que trajo al país su agtech FieldView, una plataforma que integra los datos sobre siembra, pulverización, cosecha, monitoreo, imágenes satelitales y suelo, en una experiencia visual sencilla y amigable.

Es una solución tecnológica que facilita la gestión del campo con beneficios concretos en ahorro de recursos y costos, además de aportar mejoras notorias en el rendimiento de los cultivos y el cuidado del medio ambiente.

«Si bien el ecosistema Agtech es relativamente pequeño considerando el tamaño de la economía nacional, se suma a otros sectores de la actividad económica vinculados con el mundo biológico, que también exhiben un rápido crecimiento sobre la base del talento y las capacidades de su capital humano, y los esfuerzos de innovación que llevan a cabo», indica el informe de la Bolsa de Comercio rosarina.

Subrayó que «indudablemente, esta serie de actividades altamente innovadoras ofrecen una oportunidad para el desarrollo productivo y tecnológico del país de forma articulada a uno de los sectores con mayor historia y tradición de la economía nacional, como lo es el de la producción y exportación de alimentos».