La semana pasada, en una conferencia sobre financiación de la paz en el marco de la asamblea de primavera del Fondo Monetario Internacional, el presidente del Banco Mundial, Jim Yong Kim, anunció que es imprescindible estimular el desarrollo económico «en el que las aspiraciones de los habitantes de países pobres aumentan, pero habrá menos trabajos debido a la robotización».

«Muchos trabajos van a desaparecer muy rápido. Necesitamos cambiar lo antes posible. La urgencia nunca ha sido mayor. Las aspiraciones son cada vez más altas con la llegada de Internet; el ritmo de introducción de la automatización no había sido nunca antes tan intenso», advierte Kim.

Sin ánimo apocalíptico, cabe revisar un informe del año pasado, realizado por economistas del Banco Mundial, en el que Argentina encabezaba la lista de países que más riesgo corre en ser reemplazados en materia de empleo por robots e inteligencia artificial en un futuro cercano. Decía entonces el economista Eduardo Levy Yeyati, «en la Argentina, en un contexto de estancamiento, con motores de crecimiento de baja demanda relativa de empleo, la inevitable apertura tecnológica puede profundizar la caída de la participación laboral y la concentración de ingresos y riqueza».

Otros estudios del  Banco Mundial  sostienen  que desde el punto tecnológico las dos terceras parte del empleo del mundo puede llegar a automatizarse y que la Argentina supera ampliamente en potencial de automatización a otros países como China, India o Sudáfrica, entre otros.

Por su parte, según consignó un artículo del periódico digital de la Facultad de Periodismo y Comunicación Social de La Plata, en meses anteriores se detectó un alto porcentaje de automatización del 49% para los próximos 15 años en Argentina. Sin embargo basándose en los estudios realizados por los economistas, las mujeres son las que están mayormente preparadas para los cambios que se aproximan al futuro. El avance de la era digital actuará de manera igualitaria ya que un 16% más de mujeres tendrán trabajos potencial, por lo tanto un 15% menos de mujeres se desenvolverán en trabajos cotidianos».

Consultado sobre este proceso, el docente e investigador de Conicet-UNR y especialista Diego Añaños dice: «Esto está pasando, ocurre. En la planta automotriz de El Palomar, de Córdoba por ejemplo, está robotizada. Por eso algunos países se están planteando tener una asignación universal de ciudadanía; otros tienen una visión más optimista y dicen que el proceso no va a ser tan nefasto porque se va a necesitar gente para fabricar esas máquinas, es un debate que está muy en boca de economistas internacionales, pero se ve hace muchísimos años, desde el inicio del capitalismo te diría asistimos a la sustitución del trabajo humano por alguna otra forma, menos gente es necesaria. Está claro que uno prefiere tener cinco maquinas que cincuenta empleados, no discuto con nadie, no discuto salarios, no existen paros, no se sienten mal, no se lastiman. Es un proceso que ya se advierte y va a continuar».