Por Feliciano Ramos, Capitán dragador, integrante del Foro por la recuperación del Paraná

La lucha por la soberanía del país será ardua y prolongada, pero gracias a esa lucha podemos con orgullo decir que se ha recuperado para el país el cobro del peaje, que por más de 26 años lo cobró la empresa belga Jan de Nul (además de cobrar por el dragado y de recibir un subsidio por dragar). Esto es importante, aunque no es lo única batalla, que los argentinos gracias a la lucha por la soberanía ganamos.

El primer gran triunfo es que se creó un gobierno sobre la mal llamada “hidrovía” conformado por gobernadores de siete provincias ribereñas y una cantidad de ministros (que esperemos gestionen para la soberanía del país y no para la “bolsa de comercio y las multinacionales”). Se ha avanzado además en el federalismo, donde han aparecido las reivindicaciones sobre el litoral profundo y sobre la recuperación del patrimonio público de todo el litoral. El Estado argentino pasó de estar totalmente ajeno al comercio exterior y al dragado de sus propios ríos, a tener un órgano como el Consejo Federal de la (mal llamada) Hidrovía, esto implica una reivindicación histórica de federalismo y de democratización y de recuperación soberana sobre los ríos de la cuenca del Plata. Cabe destacar en este sentido la gestión del gobernador de la provincia de Buenos Aires, Axel Kicillof, quien acompañó en la lucha para estos logros en beneficio del país.

Se logró el control, la administración y el cobro del peaje en manos de la Administración General de Puertos (AGP), pero al dragado lo sigue haciendo un extranjero: la empresa belga JDN, por más que se disfrace de sudamericana.

Al peaje por las exportaciones del país, hoy lo cobra el Estado a través de AGP, gracias a la lucha que venimos librando por la soberanía.

Ante la inmensidad de riquezas a recuperar en relación a la totalidad de la soberanía de nuestro país, esto representa tan solo una pequeñísima parte, pero una pequeña parte importante para los argentinos. Falta muchísimo por recuperar y mucha lucha por librar, pero estas son pequeñas batallas ganadas.

Según el presidente Alberto Fernández, desde que el Estado tomó el control, son cincuenta millones de dólares los que se recaudaron por el peaje de nuestras exportaciones y, según el gobernador Axel Kicillof, son cien millones de dólares.

Pregunto, nos preguntamos, el país pregunta: ¿Dónde va a parar lo recaudado por el cobro del peaje?

Ya que es un bien recuperado por nuestra lucha, la lucha del pueblo, nos sentimos con la autoridad de preguntar y de proponer.

Preguntamos:

¿Qué destino tienen esos millones de dólares? ¿Por qué no es público y transparente su destino?

Porque no sea cosa que, en vez de estar al servicio del desarrollo del país, esté al servicio de recursos para las multinacionales. O se pierda en las burocracias administrativas y desaparezca. O tenga el mismo destino que los fondos de sustentabilidad  de los jubilados, que son nuevamente saqueados. Lo único que se sabe es que no se sabe el destino.

Si por la lucha por la soberanía se consiguieron, por esa misma lucha se van a tener que transparentar y hacerse público su destino. Tampoco nos conformamos con que se haga público y lo gasten en lo que “les dé la gana”, porque van a terminar gastándolo en una ruta de acceso para una terminal multinacional…

Proponemos:

Que lo recaudado por el peaje se utilice para la reactivación de la Dirección Nacional de Vías Navegables (DNVN) para reparación de su plantel flotante. Porque a medida que se vayan reparando las dragas y estas vayan a dragar, van a generar ganancias para su propio mantenimiento y para más reparaciones y/o construcciones de nuevas dragas en el país. Para esto, se le debe dar a la DNVN un nuevo encuadre jurídico, como el de empresa del Estado,  de manera que pueda quedar en la misma empresa lo generado por dragas, balizadores y demás embarcaciones.

Esto generaría un círculo virtuoso, ya que cuantas más dragas y demás embarcaciones de la DNVN reparemos y salgan a trabajar, más recursos generarían por su propio trabajo, y llegaría el momento en el cual se podría ir renovando progresivamente la flota de la DNVN (en astilleros estatales como Río Santiago y Tandanor, reactivando también a estos).

Con nuestra propuesta de destinar el monto completo del peaje a la reparación primero y después la renovación del plantel flotante de la Dirección Nacional de Vías Navegables, se comenzaría a poner en movimiento la “rueda industrial naval” de la nación argentina:  creando fuentes de trabajo genuino en astilleros primero y sus pymes asociadas, y luego las empresas de servicios de sus máquinas navales, empresas argentinas de tecnología (radares, AIS, etc.), en los comercios que son proveedores de matafuegos,  elementos de seguridad naval, etc. Principalmente se recurriría a fuente laboral para personal embarcado que sufre tanta falta de embarque en este país, y especialmente el sustancial aumento salarial del personal que hoy está trabajando y aguantando en las trincheras de las embarcaciones de la flota de la DNVN, sin presupuesto, trabajando con el amor propio por su barco y su repartición, a veces comprando de su propio y magro bolsillo elementos para el buque que deberían ser proporcionados por el mismo Estado.

Es importante considerar que cada draga de la DNVN reparada y con los certificados en orden que drague la red troncal y accesos de nuestros ríos Paraná, Uruguay y Río de la Plata, proporcionaría al Estado un ahorro de por lo menos un 50 % del precio del dragado por m3 con respecto a lo que hoy se paga por el dragado extranjero de Jan de Nul y/o de cualquier otra empresa. Esto generaría un ahorro millonario de divisas que el mismo Estado podría y debería utilizar en iniciar, por fin, el camino para la recuperación de una flota mercante fluvial y de ultramar que, sumado a hacer efectiva la “ley de reserva de cargas”, permitiría contar con los recursos como para iniciar y continuar con la tarea de recuperar nuestra flota mercante. Una vez recuperada y en marcha, quedarían en el país las divisas que hoy pagamos en conceptos de fletes nacionales e internacionales.

Si queremos poner en movimiento la “rueda virtuosa” que nos proporciona lo recaudado por el peaje y arrancar a trabajar por un país que comience a dar signos de soberanía, de industrialización y genere empleos, esta es la propuesta. Lógica, simple y modesta, pero real. Por algo se empieza, y si nunca empezamos nunca avanzaremos, y jamás terminaremos de recuperar lo que nos pertenece. Y será tal vez justicia que empecemos por lo primero que nos quitaron: los ríos, su dragado y su balizamiento.

Porque esto será una pequeña respuesta a un pueblo que lucha y cada vez grita más fuerte: ¡SOBERANÍA, SOBERANÍA, SOBERANÍA!