Argentina no es el único país con novedades inflacionarias. Si bien con números mucho más bajos, este jueves fue noticia el alza de precios estadounidense, que se aceleró en enero según datos publicados por el Departamento de Trabajo de ese país.

El índice de precios al consumidor CPI subió 0,5% con relación a diciembre, en datos ajustados a las variaciones estacionales. El número que esperaban analistas norteamericanos rondaba un alza de 0,4%. Este aumento, el mayor desde septiembre, dejó la inflación interanual en 2,1 %.

La escalada inflacionaria provocó que el rendimiento de los bonos del Tesoro norteamericano subiera 1,5% o 3 puntos básicos, a 2,8%.

Esto provoca sus efectos en el mercado ya que atrae a los inversores, que demandan más tasa al resto de los mercados, entre ellos Argentina, por considerarlos más riesgosos.

Pasando en limpio: una suba de tasas en el mercado norteamericano encarece la deuda que toma el gobierno de Mauricio Macri en el exterior. Este dato enciende las alarmas oficiales, siendo que el «programa de financiamiento integral» es una de las claves del equipo económico para atravesar este año, sin generacion de más dólares genuinos a la vista.

Subas de salarios, un dólar más débil, estímulos fiscales y un mercado laboral más ajustado pusieron presión sobre la inflación. Ahora, la Reserva Federal, el Banco Central de Estados Unidos, podría a raíz de la suba de precios, decidir tres o cuatro subas de tasas este año, haciendo más cara la deuda contraída por nuestro país.

Es que el dato de inflación debe complementarse con los datos de empleo, revelados a la par. Estos, muestran el mayor nivel de empleo en mucho tiempo con una tasa de desempleo alrededor del 4,1%, cifra más baja en años. Operadores norteamericanos toman estos datos como una señal de que la economía esta recalentándose, por lo que un alza en los intereses es inminente.

El Gobierno argentino deberá estar atento aunque, esta variable clave para su gobernabilidad, está totalmente fuera de su dominio.