Por Guido Brunet

Edgardo Manero rosarino y egresado de la UNR pero vive, dicta clases e investiga en Francia. El sociólogo y politólogo se desempeña en el CNRS (una suerte de Conicet francés), donde desarrolla la cuestión de lo social, político y estratégico, vinculado a la seguridad, centrada fundamentalmente en los recursos naturales.

El pensador es consultado frecuentemente por gobiernos y distintas organizaciones y ha estudiado el pensamiento nacional argentino tanto como las problemáticas estratégicas latinoamericanas o los populismos en la región.

En una charla con Conclusión analizó la defensa nacional de los recursos naturales y las consecuencias de la guerra entre Ucrania y Rusia para el país y la región. «Lo importante es saber cómo la sociedad reacciona para hacer frente a recursos cada vez más escasos, y conflictos atravesados por una apropiación que es cada vez más de suma cero. Hay nuevos recursos naturales y nuevas necesidades», remarcó Manero.

«Hay una carrera hacia la Antártida, que va a ser el gran terreno de disputa a nivel mundial. Nosotros tenemos la ocupación por parte de una potencia colonial en Malvinas, que es la puerta de entrada», completó.

También alertó sobre la dramática situación económica que se vive en Europa: «La degradación de las condiciones de vida de la sociedad europea hoy es la más fuerte después de la posguerra».

 

-¿Cómo se protegen los recursos naturales los países?

-Hay que entender a los recursos naturales como el centro de los debates a nivel internacional. La realidad mundial ha cambiado después del 89 con el fin de la guerra fría, y los conflictos atravesados por lo ideológico. Volvimos a una concepción más clásica del conflicto. Lo militar acompaña lo comercial, es una concepción anglosajona. Lo importante es saber cómo la sociedad reacciona para hacer frente a recursos cada vez más escasos, y conflictos atravesados por una apropiación que es cada vez más de suma cero. Hay nuevos recursos naturales y nuevas necesidades. Los conflictos hoy son por el control de los flujos y los stocks. Y el rol de las fuerzas de seguridad tiene que ver con esa protección. Argentina tiene la suerte de ser un país dotado de recursos naturales que han sido siempre deseados. Hay miradas complotistas pero también hay un deseo de apropiación de esos recursos, cada vez más escasos y más importantes. El panorama es bastante apocalíptico.

Hay miradas complotistas pero también hay un deseo de apropiación de esos recursos, cada vez más escasos y más importantes

-¿Hay protección real en Argentina?

-Hay una necesidad de refundar lo militar que se vio en Venezuela con el chavismo. Salvo el caso brasileño, el resto de los países latinoamericanos no han pensado a nivel práctico ni de armamento cómo proteger estos recursos. El mejor ejemplo es el saqueo, la predación en la cual vivimos los argentinos en la plataforma continental. La explotación por parte de los pesqueros españoles y chinos. Se dijo mucho y se hizo poco. Vivimos un proceso de maritimización del mundo. El control de los espacios fluidos tiene que ver con lo aéreo, el mar y el ciberespacio. En ese marco hay una carrera hacia la Antártida, que va a ser el gran terreno de disputa a nivel mundial. Nosotros tenemos la ocupación por parte de una potencia colonial en Malvinas, que es la puerta de entrada. Esto no es nuevo, pero se ha acentuado con la función de China. Argentina ha descuidado esto.

Hay una carrera hacia la Antártida, que va a ser el gran terreno de disputa a nivel mundial

-¿Hay una dicotomía entre desarrollo y ambiente o pueden ir de la mano?

-Si lo vemos como se plantea ideológicamente, hay una especie de neodesarrollismo por un lado y protección del medio ambiente, casi una lógica puritana. La contradicción existe. Esto le ha traído problemas a algunos gobiernos, como Bolivia. Puede entrar en contradicción con actores que reivindican identidades, costumbres, territorios, como en la Patagonia con la cuestión de los mapuches. La dificultad es cómo negociar en el interior de un mismo espacio, generando fricciones al interior. La segunda generación de movimientos populares presentan una dificultad en generar políticas más radicales, entre comillas. O por lo menos definir más claramente hasta donde se puede llegar en la protección de los recursos. Hay un interés real por el litio argentino. Hay una necesidad real y una disputa de poder con actores en un juego multipolar donde juega Estados Unidos y China.

-¿El conflicto se puede recrudecer?

-Lo que hay es tendencias, que muestra que hay recursos, entre ellos el litio, que hay un interés geopolítico diferente. La guerra de Ucrania nos mostró el problema, estamos hablando de un espacio que no pudo exportar alimentos y surge la posibilidad de una hambruna en África y parte de Asia.

-¿Cuál es el rol que cumple el país asiático?

-China es un misterio porque tiene una cultura política diferente, una matriz que la hace más difícil de percibir. Ha tenido una política de expansión a la periferia, intenta mostrarse diferente a la lógica imperialista. No imponen un modelo de desarrollo ni recetas de ajuste económico. Ellos dicen ‘tenemos un interés que puede acompañar los intereses de la periferia’. Hay cuestiones de desfasaje en las exportaciones, en nuestro caso seguimos vendiéndole cereales. En capital financiero y tecnología se ubican como un gran actor. Creo que Argentina debe jugar con los diferentes actores, sin alinearse con ninguno, como la política que llevó adelante Lula.

-¿Para un país como Argentina o el resto de Sudamérica puede ser difícil mantener el equilibro entre las grandes potencias como Estados Unidos, China y Rusia?

-Por eso es necesaria la integración. Reduce la autonomía de un Estado porque tiene que acordar con otros, pero es una forma de relacionarse con las potencias en un escenario asimétrico. El centro y la periferia siguen apareciendo como dos elementos que organizan. Ese modelo binario sigue estando presente mostrando que la hegemonía sigue estando. Y los Estados se siguen posicionando de forma jerárquica.

-¿Cómo se posiciona Argentina en el conflicto Rusia-Ucrania? ¿Puede ser una oportunidad?

-Las exportaciones de alimentos pueden ser una oportunidad, pero también está el aumento de combustibles. Hay sectores que se beneficiaron, pero también hay que ver qué sectores se apropian de esos excedentes. O sea, es una oportunidad, pero para quién. Ese es el debate de fondo. Las situaciones de crisis con diferentes actores, que es claramente de suma cero, La Unión Europea está teniendo un rol subalterno. La principal víctima de este conflicto es la UE, que quedó entrampada por una cuestión ideológica. Una forma de concebir un modelo de democracia (liberal representativa) y un modelo económico (de mercado). La imposibilidad de pensar formas alternativas a ese modelo hizo que no pueda entender los distintos actores que juegan y las consecuencias que pueda tener la crisis de la guerra, que pagan con la inflación. La degradación de las condiciones de vida de la sociedad europea hoy es la más fuerte después de la posguerra.

La degradación de las condiciones de vida de la sociedad europea hoy es la más fuerte después de la posguerra

-El debate también está en cómo se apropian de los recursos los Estados de acuerdo a la ideología de cada gobierno…

-No es una cuestión de ideología solamente. Hay que ver cómo se conciben los intereses, es una disputa de poder. No se puede separar la apropiación del excedente de la disputa por el poder en Argentina. El gran debate que se instaló en Argentina en el 45 se resuelve en el 76, un modelo estructurado sobre la exportación de materia prima, la primacía del capital financiero, que tiene su cuello de botella en el sistema internacional.