La Cumbre de Líderes del G20 no será finalmente el marco para el anuncio de un esperado acuerdo sobre el tratado de libre comercio entre la Unión Europea y el Mercosur, pero sí permitirá un nuevo ámbito de diálogo para intentar acercar posiciones sobre los temas aún pendientes.

«El acuerdo está cerca, aunque todavía en diferentes sectores hay puntos que requieren adecuación», apuntó hoy uno de los negociadores argentinos del acuerdo, que está en veremos desde hace casi dos décadas.

La fuente remarcó que se está trabajando en superar los puntos en discrepancia, entre ellos el comercio agrícola, con vistas a la reunión Cancilleres del Mercosur prevista para el 6 de diciembre próximo en Brasilia.

El objetivo de los cancilleres es fijar una posición común para intentar concluir las negociaciones antes de fin de año con sus pares de la UE, algo que se intentó infructuosamente en la semana de negociaciones que se llevaron a cabo del 12 al 20 de este mes en Bruselas.

La presencia de varios de los presidentes y delegaciones de ambos bloques en Buenos Aires y las bilaterales previstas que tiene el presidente anfitrión Mauricio Macri con sus pares de Francia, Emmanuel Macron, y de Italia, Giuseppe Conte, pueden ser una nueva oportunidad de definiciones.

Desde la Cancillería argentina se resaltó la importancia que podrán tener para las negociaciones Mercosur-UE las definiciones que surjan del G20 en torno a la defensa del libre comercio, frente a la avanzada de medidas proteccionistas de las grandes potencias como Estados Unidos y China.

La expectativa hasta hace no más de un mes era que el encuentro de Buenos Aires sea el lugar del lanzamiento del esperado acuerdo, tal como ocurrirá con el naciente tratado conocido como T-MEC que suscribirán el jueves los presidentes de Estados Unidos, México y Canadá, en reemplazo del NAFTA.

La diplomacia entendía que el acuerdo Mercosur-UE por estos días sería un mensaje contundente de apertura comercial, a contramano de la postura proteccionista de algunos de los países del G20.

Pero hay puntos sobre los que todavía se busca un entendimiento: son los vinculados al comercio agrícola y la cuota de lácteos, autopartes, servicios marítimos e indicaciones geográficas, y «el resto ya es discusión cerrada» tal como afirmaron desde los negociadores del Mercosur en las últimas semanas.

Pero la elección de Jair Bolsonaro en Brasil pareció acelerar el calendario para tratar de zanjar las negociaciones y hacer el anuncio de un acuerdo, antes de la toma de posesión del presidente electo del país más fuerte del bloque sudamericano, lo que ocurrirá el 1 de enero.

Bolsonaro, quien había sido invitado por el presidente de Brasil, Michel Temer, a la cumbre del G20, anunció la semana pasada que no asistirá a la cita en Buenos Aires.

La victoria del dirigente derechista en Brasil había generado incertidumbre en la UE por su visión sobre la política comercial y el papel del Mercosur, y los dichos recientes de la futura ministra de Agricultura Tereza Cristina la ahondó al advertir que el bloque no puede continuar como se lo conoce hasta hoy porque resulta desventajoso para su país.

El temor manifestado por los negociadores de la UE es que un endurecimiento de la postura brasileña termine por arruinar los avances logrados en los últimos dos años para lograr un espacio de libre comercio intercontinental.

También condicionan a las mesas de diálogo las elecciones del Parlamento Europeo, en mayo de 2019, y la incertidumbre sobre la conformación de un bloque con posibles representantes que defienden un proteccionismo económico más duro.