Por Aldo Battisacco desde Buenos Aires (enviado especial)

Luego de la marcha desde la Iglesia de San Cayetano en Liniers, el acto central de los movimientos sociales en Plaza de Mayo fue encabezado por el coordinador nacional de Barrios de Pie, Daniel Menéndez; el titular de la Corriente Clasista y Combativa (CCC), Juan Carlos Alderete; y Esteban Castro, representante de la Ctep. «Este gobierno quiere esperar a después de las elecciones (legislativas) para tratar la Ley de Emergencia Social y Alimentaria», sostuvieron los organizadores.

Juan Carlos Alderete, de la CCC, lanzó: «A este gobierno le decimos que el hambre y la desocupación no esperan a las elecciones. No vamos a dejar la calle hasta que no se de la Ley de Emergencia Social y Alimentaria».

Los «Ejércitos del Hambre» de San Cayetano a la Plaza

Tras la exposición de los organizadores, Esteban Castro dialogó con Conclusión y señaló que «se debe lograr una garantía del Estado, presionando a los grandes grupos de poder que controlan la cadena de comercialización de los alimentos para que no hagan lo que quieran, porque los pibes no comen». Y agregó: «El hambre está provocando un genocidio y ya lo vimos en los noventa».

Respecto de la reticencia por parte del gobierno para cumplir con la ley de Emergencia Social y Alimentaria, el dirigente social dijo que «la primera comenzó con su implementación retrasada que nos llevó a una jornada de lucha, ahora falta la segunda parte. Si no estaríamos en la calle no vamos a obtener nada».

«Asistimos al Consejo del Salario a pelear por un ingreso digno para los trabajadores -la mitad del salario mínimo vital y móvil es el salario social complementario- y el gobierno tomó la decisión por decreto de aumentar a 10 mil pesos en un año, la cifra es irrisoria», manifestó.

Preguntado si genocidio social y genocidio económico en estos tiempos son las dos caras de una misma moneda, el Gringo Castro respondió: «Podemos separar las demandas pero hay una sola crisis, que proviene del sistema capitalista en crisis. Porque tiene capacidad para producir más de lo que el mundo necesita».

—Usted dice que el problema es mundial, ¿cómo cree que lo resolverá el gobierno de Macri? 

—El gobierno argentino puede aportar porque no hay un esquema mundial que lo resuelva, podría aportar escuchar un poco más y ser solidario con los más humildes. Si das el ejemplo en un país sos ejemplo para el mundo de garantía de paz social, de salud y de educación. No pedimos grandes cosas.

—Llevaron adelante 5 consignas, desde las históricas de Saúl Ubaldini con sus 26 puntos a fines de la década del 80 «Paz, Pan y Trabajo», sumaron Tierra y Techo, transcurre el tiempo y parece cada vez se suman más…

—Ubaldini fue previo a los noventa, incluso durante la dictadura no llegaron a tocar las empresas que después fueron privatizadas, pero el proceso se daba a la defensiva, el avance neoliberal era notorio en el marco del consenso de Washington, y llegamos a las peores situaciones si comparamos los momentos históricos. Era imposible pensar por aquellos años que se dieran situaciones de saqueo por alimentos. Y vivimos instancias terribles en 1989 y 2001, eso llevó a un proceso de concentración de la economía, que impide ofrecer un futuro a las mayorías populares.

—Las organizaciones tiene raíces históricas y abrevan en distintas fuentes de ideas. Plantearon una salida de clase, pero al mismo tiempo de un frente para enfrentar al liberalismo. ¿Están elaborando una nueva síntesis o la necesidad los retrasa en la propuesta política?

—Son las dos cosas. Pero se da una respuesta cuando se deja de poner energías al día a día y empezás a pensar propuestas para todos, por ejemplo, garantizar la administración del comercio exterior y cuidar el mercado interno. Se debe hacer con presencia del Estado y los trabajadores para no sacarle la alimentación a la población y que sobra exportarlo.

—Desde el sindicalismo piensan que los problemas gremiales sólo tienen solución desde lo político, ¿pero qué piensan los trabajadores de la economía social y los desocupados?

—No hay que dejar de lado la lucha gremial, de hecho la CGT tampoco lo hace, pero los problemas lo resuelve la política, no entendida en su condición electoral, sino de la elaboración política que pueden hacer los trabajadores con una mirada a futuro.