Fue la sorpresa del día: Argentina Federal, el bloque de los gobernadores, que había llegado con la mayor cantidad de votos en contra a la ley del aborto, terminó siendo clave para su aprobación con la definición de indecisos que se volcaron por el Sí.

Fueron decisivos los pampeanos Melina Delú y Ariel Rauschenberger, leales al gobernador Carlos Verna que no hablaron con nadie hasta el miércoles, los antiabortistas los daban de su lado pero Sergio Ziliotto, el otro pampeano que se había expresado a favor y comunicó a las 8 que seguían su camino. «¿Los chicos qué van a hacer?» le preguntó Verna a Ziliotto una hora y media antes. «No sé, pero si querés los ordenamos», le contestó el diputado. «Sí, ordenalos», determinó el gobernador.

Casi al mismo tiempo de publicado el tuit de los pampeanos, apareció en el Boletín Oficial una resolución del Ministerio de Trabajo que ratifica un convenio de 2016 con un aporte de 400 millones de pesos a la caja previsional de La Pampa, un reclamo que venía haciendo Verna. En la Rosada lo minimizan y aclaran que el desembolso podría caerse porque la provincia no ratificó el pacto fiscal.

Un rato antes, el misionero Jorge Franco había viajado de urgencia para votar a favor, después de haberle dicho a su jefe Pablo Kosiner que no participaría de la sesión. Tampoco se esperaba al coterráneo Daniel Di Stéfano, pero apareció temprano para respaldar el aborto legal. Franco no quería complicar al gobernador, Hugo Passalacqua.»No me complicas, votá como quieras», le aseguró el mandatario.

El vuelco abortista de gobernadores lo completó Alejandra Vigo, esposa de Juan Schiaretti, que de madrugada prefirió no votar en contra como había anunciado, se abstuvo y facilitó la aprobación.

«Esto fue de arriba, de muy arriba», repetían los anti aborto que comparten bloque con ellos. Se hacían eco de una presunta gestión del Gobierno para evitar una batahola de adolescentes que hacía vigilia en la plaza de los dos congresos. Nadie los imaginaba las consecuencias si volvían derrotados a sus casas.

Los gobernadores Passalacqua y Schiaretti dieron un gesto reciente de jugar en sintonía con la Casa Rosada: sacaron a sus diputados de la votación en comisión de la ley antitarifas ni bien se lo pidió Mauricio Macri.

En el Senado repitieron la conducta y se plegó Juan Manuel Urtubey que con el aborto también se guardó una carta: Javier David recién definió su voto en contra de madrugada y con la suerte echada.

Altas fuentes del Gobierno admitieron llamados a los diputados para torcer la votación a favor. Si la ley no se aprobaba la responsabilidad del PRO iba a ser mayúscula, porque fue el bloque con mayor cantidad de rechazos, pero a último momento logró torcer dos votos que fueron claves: Héctor Stefani y Gastón Romá, ambos de Tierra del Fuego. En eso fue clave el papel de Humberto Schiavoni, que convenció a Romá. También intervino con llamados la ministra de Seguridad, Patricia Bullrich.

A Romá no lo esperaba nadie pero sí al tucumano Facundo Garretón, que votó en contra obedeciendo una encuesta virtual. Tiene pasado de empresario tecnológico y sufrió la presiones como pocos.

Otro voto provincial que llegó de madrugada y ayudó fue el de la santiagueña Mirta Pastoriza, leal a Gerardo Zamora, una de las tres que en diciembre apoyó la reforma previsional.

Lo cierto es que sin estos aportes la ley no salía por la férrea resistencia de representantes de provincias del norte y cuyo de todos los partidos. «Quiero ser el único riojano que vota a favor», justificó su viraje Luis Beder Herrera.

Un resultado negativo también hubiera herido a la liga de gobernadores, empoderada desde la llegada de Mauricio Macri al Gobierno, porque la mayoría de sus diputado habría sido clave para el rechazo.

De hecho, Gildo Insfrán, ajeno a la liga por su cercanía a Cristina Kirchner, había obligado a sus dos diputados a votar en contra y llegó a complicar la remontada de los de pañuelo verde. Compensaron varios de sus colegas. Nadie lo esperaba.