Sin dudas, los más aletargados son los que de un tiempo a esta parte sufren las medidas tomadas por el gobierno nacional. Tarifazos que transforman las boletas de servicios en impagables, el aumento del dólar que impacta en los alimentos y el tan preciado trabajo que ha quedado reducido a “changas”, las cuales, también se encuentran en vías de extinción.

En muchas familias la situación es desesperante, tornándose de vital importancia la ración de comida brindada por las escuelas que en muchos casos es la única que ingieren los niños en el día. Cuando las políticas públicas hacen agua, son los comedores barriales y espacios culturales de contención los que le hacen frente a la crisis y sirven de bálsamo ante tanta desprotección.

En la voz de sus referentes sociales encontramos relatos profundos que llevan a la reflexión.

“Hace un tiempo que no se cómo luchar”, estas palabras fueron las elegidas por  Elda Pedraza, referente de la biblioteca “Mujeres de la Plaza” en barrio Alvear, para comenzar el diálogo con el diario.

“Con muchos dolor me encuentro con que no tenemos niños en la biblio, últimamente pasan las mamás acompañadas de sus hijos y nos preguntan si hay copa de leche, solamente vienen al apoyo escolar y lamentablemente hemos perdido ese caudal de chicos”, sostuvo.

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Todas las mujeres que integran este centro cultural se replantean cómo poder llevar a cabo una copa de leche ante semejante situación. “Trabajo de portera en una escuela y veo como se llenan los comedores, no sólo con los niños que asisten a la misma, sino que sus hermanos más pequeños también hacen la cola día a día para poder ingerir alguna comida. Nos encantaría poder brindar la copa de leche pero no es sencillo, ya que si no contás con la materia prima necesaria, te quedas sin poder servirla, y cómo les digo a nuestros niños un día sí y otro no”.

Mariela Franco también es parte de “Mujeres de la plaza” y agregó: “Estamos retrocediendo muchísimo a nivel social y económico, la situación es tremenda. Elda es una referente y muchos vecinos son mandados a que nos toquen la puerta, día a día se nos ocurren ideas pero es muy complejo poder llevarlas a cabo”.

“Nosotras estamos porque el Estado está ausente,  yo tengo trabajo, no busco ser referente barrial, y no quiero un cargo político, sólo anhelo leer cuentos en la biblioteca y no estar pensando que los pibes tienen hambre”, concluyó Elda Pedraza.

“Nunca alcanza”, demoledora frase de Juan, más conocido como “el ñato”, quien brinda durante la semana platos de comida caliente en “La Aldea Solidaria” en Barrio Industrial.

“Está todo muy caro para mí, imaginate para ellos que están en una situación mucho más grave. Siempre veo salir los carros, y de un tiempo a esta parte observo que regresan con nada”, indicó.

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La ayuda es más que un alimento, “más allá de que no podemos hacer más que brindar un plato de comida o copa de leche, estamos ahí para escucharlos y la idea es poder generar herramientas que los ayuden de algún modo. Veo a diario muchos vecinos con ganas de aprender oficios, por ejemplo podemos enseñarles a realizar panificación, pero después no tienen los medios para llevarlo a cabo. Tenemos ideas como construir un horno comunitario para que todos puedan utilizarlo”, enfatizó Juan.

“Apostamos a los jóvenes y queremos generar algo, por eso invito a todos que brinden sus proyecto e ideas que sumen a esta causa”, concluyó.

“Estamos muy molestos por cómo nos trata la policía”, así se expresó Javier Ruiz Díaz en representación de “Rancho a parte”, centro de contención social que activa en Barrio Tablada.

El contexto de crisis ajusta económicamente y disciplina, “Patricia Bulrich manda policías y gendarmería al barrio, aclaro que nos no nos molesta la seguridad,  el problema es que no es necesario que te paren en la puerta de tu casa”, relató.

Mucha hostilidad por parte de las fuerzas que invaden continuamente los espacios donde “Rancho Aparte” trabaja con familias y jóvenes que provienen de distintos sectores. “Recibimos mucho maltrato, en las vacaciones llegamos al punto que eran parados más de tres veces por día en la esquina o la puerta de su casa. Los pibes están muy molestos y ni hablar de las cachetadas que reciben por no tener DNI”.

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Siempre se las ingenian para llevar a cabo cosas nuevas que inviten a la reflexión, “estamos pensando hacer una barrileteada con la consigan <Hasta en mi casa soy peligroso> para que los niños puedan poner un mensaje y hacer volar su barrilete con su consigna elegida y así visibilizar que pasa en nuestros barrios”, cerró Javier.

“Estamos totalmente despojados del Estado”, preocupantes palabras de Facundo Vijande responsable del Comedor y Centro Cultural Dorita que ofrece raciones de comida, ayuda escolar y talleres en calle Pacheco al 657.

“La Municipalidad no nos visita, sólo recibimos una ayuda económica y por parte de la provincia nos comentaron que íbamos a poder llevar a  cabo los talleres <Nueva Oportunidad>pero al no estar embanderados con nadie, no han venido más y por el momento no podemos articularlo. Por parte de Nación tampoco recibimos asistencia”.

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Un comedor que no sólo atiende a 400 vecinos, sino que también asiste a 6 comedores y tres merenderos. Permanentemente hacemos ayuda a otros barrios y familias, nos sostenemos de las donaciones y nos ayudamos entre nosotros”.

“Nuestros vecinos están pasando una situación muy crítica y necesitan la ayuda de toda la ciudadanía, no sólo con las donaciones sino que necesitamos el tiempo de las mismas, que es lo más importante”, concluyó Vijande.