Foto: Archivo. 

Por Ricardo Alonso

También en Santa Fe la tregua política, que impone la cuarentena por la pandemia, empieza a ceder. Acá no se llega al mamaracho nacional de nombrar como “infectadura” al conjunto de medidas impuestas por el gobierno, pero sí se eligen métodos más sutiles. Uno de ellos es pretender “indicarle” como sabelotodos al Ejecutivo que conduce Omar Perotti cómo deben hacerse las cosas . Y se abunda en señalar que las únicas políticas públicas realmente efectivas, son las que llevó adelante el Frente Progresista.

Por eso en la reunión del interbloque opositor provincial de esta semana, se escuchó un decálogo ya reiterado, empezando por insistir en que el de Santa Fe es un gobierno que “no tiene iniciativa”. Es realmente difícil comprobar esto, cuando la gestión de una emergencia de proporciones como la del Covid-19 deja a la provincia con un saldo positivo en cuanto al cuidado de la población y el bajo nivel de contagios que se registró.

O como señaló el diputado provincial Maximiliano Pullaro, que pretende que el gobierno convoque a un Gabinete Social -que el gobierno del Frente Progresista nunca terminó de conformar en los últimos cuatro años- para afrontar la crisis económica y productiva derivada de la parálisis impuesta por la pandemia. Decirle esto a una gestión que puso en la calle no menos de cinco mil millones de pesos para apoyar y reactivar a distintos sectores en la provincia, es por lo menos ridículo.

El Nueva Oportunidad fue un buen plan, pero más mitificado que efectivo.

En esa misma línea de autobombo político, el socialismo quiere hacer una ley para “garantizar” en el tiempo la continuidad del Plan Nueva Oportunidad. Cuando en realidad no hace falta normativa alguna porque el gobernador Perotti ya dijo hasta el cansancio que el plan seguirá. Lo que el Frente Progresista en realidad quiere es ponerle la firma a un programa que asiste a los jóvenes que no trabajan ni estudian, y decirle a la sociedad que ese es su legado.

El Nueva Oportunidad fue un buen plan, pero más mitificado que efectivo. Se construyó en torno de un exacerbado paternalismo social un relato que se anclaba en las historias  particulares de superación de muchos pibes y pibas de la provincia que reciben una ayuda del estado y aprenden oficios. El peronismo no sólo quiere continuar ese plan sino que pretende hacerlo mejor, más abarcativo y con sello propio. Por eso se lanzará el Santa Fe Más, una iniciativa que ya tiene responsable oficial y que imbrica mucho más las falencias sociales con el mundo productivo.

En lo que representa se cifra el desafío que plantea el socialismo: creer que puede atender lo social mejor que el peronismo.

Este plan es gravitante porque en lo que representa se cifra el desafío que plantea el socialismo, desde su arraigo político primero en Rosario y después en todo Santa Fe: creer que puede atender lo social mejor de lo que lo hizo históricamente el peronismo. Quizás alcanzó muchos de esos objetivos en el plano de la salud pública, pero mucho menos en materia de empleo y producción. Temas para los que nunca tuvo políticas claras, ni referentes o cuadros técnicos que pudieran desarrollarlas integralmente.

Con todo, el nucleamiento opositor hoy juega también internas propias y muchas de ellas se definen en torno de cómo pararse frente al gobierno peronista. La otra cuestión pasa por diferenciar a la oposición legislativa de los dirigentes no peronistas con responsabilidad de gestión. Tanto Emilio Jatón en Santa Fe como Pablo Javkin en Rosario, han plantado sus banderas de identidad política más allá del liderazgo que pretende afianzar Miguel Lifschitz.

La pandemia no sólo paralizó gran parte de la actividad económica, sino que también puso en el freezer los vaivenes políticos. Y se sabe, los opositores se nutren de los fallos del oficialismo.  Si no los hay en abundancia, habrá que forzarlos.