Horas antes del trascendente debate sobre la necesidad de la reforma de la Cosntitución provincial, el Frente Progresista reunió anoche fuerzas en la capital provincial para ratificar su voluntad reformista y trazar la raya con quienes entran en la categoría política “somos reformistas, pero…”, según la ocurrente definición del presidente de la UCR Julián Galdeano. En el cierre, el gobernador Miguel Lifschitz fustigó a la oposición en general y al peronismo al particular, a quien sin mencionar nombres propios refirió como los que no quieren que nada cambie para restaurar la etapa anterior a 2007: “Mañana, como sea el resultado en la Cámara de Diputados, vamos a ser más fuertes porque estamos con el futuro. El Frente Progresista es el presente y es el futuro”, remató.

El Frente desbordó el Centro Cultural Paco Urondo de La Capital. Convocado a las 19.30, comenzó casi una hora después a la espera del presidente de la Cámara de Diputados y casi seguro precandidato a gobernador Antonio Bonfatti, recién llegado de Buenos Aires. Como es costumbre desde hace un tiempo, Lifschitz y Bonfatti entraron juntos al teatro.

El gobernador dedicó sus principales dardos al peronismo. Arrancó diciendo que muchos de los cambios que el regreso de la democracia trajo al país, en Santa Fe se demoraron 24 años. “Incluso algunos fueron muy buenos alumnos de los 90. Recordemos la privatización de la empresa de Aguas y la venta escandalosa de la joya de la provincia, el Banco de Santa Fe, que aún permanece en la tiniebla porque la Justicia nunca se animó a destapar”. Todo un adelanto de lo que será la campaña: el ejecutor de esa privatización fue nada menos que el precandidato Omar Perotti, entonces ministro de Carlos Reutemann.

Para el gobernador, el apoyo o rechazo a la reforma es la que traza la raya en la política santafesina: “Están los que prefieren ser socios del pasado y los que elegimos ser protagonistas del futuro”.

Dijo que “acá no hay Pacto de Olivos ni núcleo de coincidencias básicas; hay democracia y debate”.

En la previa el oficialismo necesita 34 diputados para alcanzar los dos tercios de la Cámara baja para declarar la necesidad de la reforma. Hasta anoche reunía 25 (de los 28 que entraron por la mayoría en 2015 no apoyan Boscarol que se pasó a Cambiemos y los ex PS Giustiniani y Ausburguer). El acto tuvo como objetivo visibilizar que en dos años y medio se hizo todo lo posible para alcanzar la reforma y que si esta propuesta no se concreta es por responsabilidad de los legisladores del peronismo y Cambiemos. Al menos vende cara la derrota.

“Si mañana hay 34 diputados que apoyen la reforma habremos dado un paso adelante y tendremos reforma. Y si no, habremos ganado también con la gente porque cumplimos con nuestro compromiso de impulsarla”, afirmó. A continuación agregó: “También habremos aprendido que tenemos que ganar más legisladores para asegurar que haya reforma en 2020, durante el próximo gobierno del Frente Progresista”. Para algunos fue un guiño a quienes piden que encabece la lista de diputados provinciales en 2019.

El gobernador se refirió a la necesidad de reforma como el cambio que corona los cambios impulsados por el Frente Progresista desde Hermes Binner para acá.

Ahí empezó una nueva educación, una nueva salud, el reconocimiento como políticas de Estado de la cultura y la innovación, del hábitat, de la energía; más tarde del medio ambiente y de la ciencia y tecnología. Temas que estaban absolutamente ausentes de la agenda política de esta provincia de Santa Fe. Y la frutilla del postre de ese cambio institucional que nos queda pendiente es justamente el de la Reforma de la Constitución”, resaltó Lifschitz.

Recordó que la oposición en 2017 le dijo que no era el año para la reforma porque era año electoral. “Y ahora 2018, que era el año ideal porque no hay elecciones, aparecieron los peros”.

El gobernador arrancó aplausos a la platea en varias oportunidades. Una de ellas cuando vehemente dijo. “Estamos marcando la agenda política de Santa Fe, sembrando obras en los 19 departamentos, hay 40 mil familias que tienen un sueldo gracias a la obra pública de Santa Fe, hicimos crecer la salud pública como en ningún otro lugar del país, y tenemos un sistema educativo que se distingue del resto, enfrentando a las mafias…”.

También dijo que “si alguien quiere saber cómo será la economía el día que salgamos del subibaja del populismo y el liberalismo tiene que ver cómo es Santa Fe”.

Antes del gobernador hablaron los jefes de los bloques que componen el interbloque del Frente Progresista en la Cámara de Diputados y que mañana protagonizarán el debate parlamentario: Alicia Gutiérrez por SI, Verónica Benas por Pares, Ariel Bermúdez por Creo (ex CC-ARI), Gabriel Real por PDP, Rubén Galassi por el PS y Galdeano por la UCR.

Los dos últimos fueron los discursos más celebrados. Galassi enhebró la reforma de la Constitución como un hito de un proyecto mayor que, dijo, desde 2007 transformó la provincia. Elogió lo hecho en educación, salud, obra pública y cultura. Sostuvo que el debate de este miércoles en Diputados “es un mojón histórico, ganemos o perdamos, porque se hace historia más allá de los resultados”.

Galdeano, presidente de la UCR, arrancó su discurso aclarando que el apoyo de la UCR a la reforma es resultado de privilegiar las coincidencias más que las diferencias. Cercano al gobierno nacional, sintió los mandobles de los oradores anteriores a la administración Macri y sintió la necesidad de señalar que es una coalición en la que conviven miradas diferentes.

Recordó que la UCR siempre fue reformista, recurrió a la picaresca para definir que “en Santa Fe hay nueva y extraña categoría política que es la de los estoy de acuerdo, pero…” y aclaró que si bien “en la UCR hay debate sobre la reforma, la apoyamos sin vueltas; ni siquiera hablamos de armado electoral porque no especulamos”.