El Hospital Provincial de Rosario tiene ocupadas todas las camas de terapia intensiva. Habían incorporado seis antes del fin de semana, pero ya tuvieron que utilizarlas. En caso de que aparezca un nuevo paciente que demande atención, no tendrán otra opción que derivarlo. A esta situación se suma el estrés acumulado en el personal sanitario y el incremento de las internaciones de personas jóvenes. «La semana pasada falleció una chica de 30 años y la gente no reacciona», lamentaron desde el efector de salud.

«Contamos con 27 camas de terapia intensiva y están todas ocupadas. Habíamos planteado como estrategia aumentar 6 camas más para esta semana, porque la demanda era mucha, pero el fin de semana ya hubo que ponerlas en juego porque la demanda superó la realidad», contó la directora del hospital Provincial de Rosario, Teresita Ghío, en declaraciones a Conclusión.

Frente a esta realidad, en el efector sanitario aseguran que no tienen posibilidad de seguir recibiendo personas que requieran internación. «En urgencia tengo todo ocupado, no tengo camas libres. Se trabajará en la red para ver a dónde podemos derivar pacientes que vayan llegando», señalaron. 

La mayor parte de la demanda de atención médica está relacionada al coronavirus, pero también están los pacientes diabéticos; aquellos con politraumatismos; o quienes llegan baleados a los efectores de salud. Estos casos, difíciles de prever, tensionan al sistema sanitario.

La situación sanitaria llevó al Hospital a incorporar respiradores que se instalaron en la guardia. Según explicaron, son de última generación y permiten atender perfectamente en ese espacio a un paciente que requiera ese tipo de equipamiento. Aun así, el limitante real no aparece relacionado a cuántos equipos están disponibles, sino al personal de salud requerido para utilizarlos. «Es necesario tener terapistas o kinesiólogos que puedan manejar esos respiradores y personal de enfermería entrenado, que no se está consiguiendo y es muy difícil», describió Ghío.

Además, tal indicó, el personal médico del Hospital está sumamente estresado porque ven que no pueden hacer nada frente a casos que se dan en pacientes jóvenes. El promedio de edad de los pacientes actualmente va de los 45 a los 50 años, 10 años menos que en la ola anterior. 

«El personal de salud disponible está sobrecargado de horas de trabajo, las enfermeras del hospital Provincial incluso llegan a trabajar doble turno, y las personas que ingresan contagiadas son jóvenes que por ahí se juntan en Pichincha a tomarse una cerveza. La semana pasada falleció una chica de 30 años y la gente no reacciona. Los jóvenes no son inmunes ante esta oleada y no hay conciencia», enfatizó la directora del Provincial. 

Al ser consultada por si las últimas restricciones aplicadas han servido para paliar un poco la situación, la directora del Hospital Provincial de Rosario fue contundente: «No sirvieron. Desde el criterio sanitario consideramos que se debería ser un poco más estrictos, porque la realidad que vive el Hospital no es la que se ve en las calles».

«Un día de sol vas a encontrar a un montón de personas en los parques. Esas juntadas que se forman generan los contagios, después lo padecemos nosotros», criticó Ghío.

La directora del Provincial aseguró que el contacto con las autoridades provinciales es constante. Mantienen comunicaciones por videollamada y le realizan las recomendaciones que consideran necesarias desde el punto de vista sanitario. Del otro lado, indicó, los escuchan atentos, pero después las medidas que toman no son suficientes para contener el avance de los contagios.