Las puertas de un supermercado fueron el escenario de una feroz represión que tendría como saldo final un muerto y varios heridos. “El Impulso”, como se lo conoce a este comercio situado en el barrio obrero de la ciudad termal, mostraría un guión renovado pero con los mismos actores.

Un grupo de vecinos se reuniría en las inmediaciones con la aparente intención de saquear un establecimiento privado que se encuentra ligado al Estado. El gobernador  de la provincia, Domingo Peppo (PJ), anunciaría en su cuenta de Twitter la necesidad de enviar la fuerza policial para que la misma pueda intervenir.

Poco tiempo después, se originaría una brutal represión que desembocaría en la muerte de Ismael Ramírez, un jovencito de 13 años producto de un disparo en el tórax. Por otra parte, José Canteros de 14 años, ingresaría al hospital con un disparo en el rostro. Pero ¿de dónde provino la bala que asesinó a Ismael?

El humor social ante las políticas de ajuste y exclusión

Desde la consolidación del Estado Nación, los pueblos preexistentes al mismo han tenido que transitar un camino que busca de manera incansable condenarlos al olvido. Víctimas de un despojo que se renueva de manera constante, el avance de la frontera sojera de un modelo agroexportador despiadado, los ha obligado a migrar o condenarse al hambre.

El poder económico, el dios castigador que todo lo puede, suele construir con enorme facilidad la figura del enemigo interno. Pero claro, esto no podría llegar a buen puerto, de no ser por la importante anuencia que recibe de un sector de la población afín a la “mano dura”.

¿Nos han disciplinado para guardar silencio ante lo atropellos mayúsculos de las clases dominantes? ¿Por qué parte de la sociedad no condena la coerción que ejerce el poderoso pero si la violencia reactiva del oprimido? La psicología social podría ayudarnos a descifrar este intríngulis que por lo general, encuentra a los de abajo dirimiendo pleitos construidos por los de arriba.

Las distintas etnias del Chaco comienzan a levantarse

El asesinato de Ismael caló hondo en el alma de las poblaciones originarias de Sáenz Peña y del país en su conjunto. Aquellos que sembraron miseria y marginalidad, verán cómo sus cosechas se levantaran aferradas a la dignidad, persiguiendo recuperar lo que tiempo atrás le fue arrebatado.

“Nuestro pueblo no ha cesado jamás en el reclamo de tierras y trabajo. Lamentablemente en el Chaco el racismo se puede palpar a flor de piel, lo sucedido la noche del lunes se pudo solucionar mucho tiempo antes, pero los gobernantes prefieren que los aborígenes se mueran de hambre en lugar de legislar para su bienestar. Nuestro pueblo no puede tolerar más la marginalidad, el hambre y el racismo”, de esta manera y sin medias tintas, comenzaría la charla con Conclusión Daniel López, referente Qom de uno de los barrios de esta localidad.

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Para Daniel, la problemática que atraviesa a su comunidad no está relacionada con ninguna  bandera partidaria, ya que no duda en afirmar que el abandono es sistemático. “El intendente de Sáenz Peña pertenece a Cambiemos, mientras que el gobernador Domingo Peppo, es justicialista.  Tres años atrás salió un proyecto para mi gente de 44 viviendas sociales, se hicieron solo 4 y a medio terminar. Debido al cambio de signo político, las mismas fueron suspendidas, esto hubiese sido algo beneficioso para nuestro pueblo, no solo por el techo, también por la mano de obra que hubiera generado para nuestros jóvenes”, comentó.

La situación que están atravesando es desesperante, “la harina que antes la pagábamos a $10, hoy a triplicado su precio, la canasta básica se ha convertido en algo inalcanzable, y eso que no somos gente delicada”, relató López.

Cuando la discriminación se convierte en un estigma, “tanto el gobierno provincial, como el municipal encabezado por Gerardo Cipolini, no sólo nos invisibilizan, también disfrutan de reprimirnos cuando salimos a manifestar nuestros reclamos”.

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Si bien el hecho criminal aún debe resolverse, todo indicaría que el disparo que le arrancó la vida a Ismael Ramírez, provino del arma del propietario del supermercado. Sobre la figura del mismo Daniel López explicitó: “Esta persona es la encargada de distribuir la mercadería a las escuelas de los barrios y a los comedores, ya que recibe dinero de la provincia para realizar esto. Nosotros hemos denunciado en más de una oportunidad que este hombre lleva a estas instituciones mercadería vencida, lo que significa un negocio para él, y una falta de consideración notable para nosotros”, concluyó.

Los han condenado a la marginalidad, a la mendicidad, pero ellos se niegan a naturalizar esa condición que jamás estará emparentada con su cultura. El espinoso camino de nuestros pueblos preexistentes, ese que a gritos pide no ser transitado en soledad, hoy exige justicia por Ismael.