El ministro de Desarrollo Productivo, Daniel Scioli, dijo ante los industriales brasileños de San Pablo que Argentina posee «problemas coyunturales» y no estructurales con el flujo de dólares que se terminarán en agosto y que un punto central para encontrar soluciones al comercio bilateral con Brasil es fortalecer el esquema de pago en monedas locales, pesos y reales, con el respaldo de los Bancos Centrales de ambos países.

Scioli llevó un mensaje de certidumbre para los empresarios brasileños que le preguntaron sobre la marcha de la economía argentina, sobre todo con las regulaciones cambiarias.

«Tenemos problemas coyunturales y no estructurales. No hay un problema de dólares, de divisas, hay un problema que culmina en el mes de agosto con la necesidad de exportar energía a precios más altos a partir de la guerra en Ucrania. Esto exigió priorizar la compra de combustibles para los hogares y las industrias», explicó Scioli.

El exembajador en Brasilia quien estuvo acompañado por el presidente de la Unión Industrial Argentina (UIA), Daniel Funes de Rioja, realizó su primera visita como ministro de Desarrollo Productivo en el marco de una agenda de actividades organizada por el gobernador de Entre Ríos, Gustavo Bordet, con la Fiesp, el mayor conglomerado empresarial de América Latina, señaló el organismo público.

En su exposición, el ministro afirmó que, junto con la ministra de Economía, Silvina Batakis, y con el titular del Banco Central, Miguel Pesce, trabajan en un organigrama para atender a los sectores empresariales frente a las limitaciones cambiarias o regulatorias.

«Todos los días coordino con Batakis y Pesce la tarea para dar certidumbre para reposiciones de stocks a un dólar que se sepa el precio. Estamos trabajando en un cronograma sector por sector», dijo Scioli y puso como ejemplo de esto al sector de autopartes y alimenticio, señaló el funcionario.

Para Scioli, «a partir de la primera semana de agosto habrá fluidez y una vuelta progresiva a la normalidad para garantizar insumos y materias primas».

Además, el ministro recordó que ayer dialogó con el ministro de Economía de Brasil, Paulo Guedes, para actualizar el sistema de comercio en reales y pesos.

«Hablé más de una hora con el ministro Guedes y un punto central de la conversación fue la actualización de las transacciones con monedas locales. Hoy el arbitraje es diario y yo solicité que sea cada 90 días”, y también reveló que Guedes le pidió que apoye la propuesta brasileña de reducir aún más la tarifa externa común del Mercosur, para abrir el comercio extrabloque.

«Guedes dice que con las importaciones se baja la inflación, pero también se afectan los puestos de trabajo», dijo Scioli al dejar explícita la oposición de la Argentina a esa iniciativa.

Por su parte, el presidente de la Fiesp respaldó el comercio en monedas locales y se comprometió a interceder ante las autoridades del área económica del gobierno del presidente Jair Bolsonaro y del Banco Central.

Mientras que el presidente de la UIA expresó: “Apoyamos la idea del comercio entre los dos países en moneda local, con el apoyo, obviamente, de los bancos centrales de los dos países”. Y destacó la figura de Scioli como «solucionador de problemas». Funes de Rioja se sumó a la iniciativa de acelerar el comercio en monedas locales.

Pero, por otra parte, Gomes, empresario textil hijo del exvicepresidente José Alencar, compañero de fórmula del expresidente Luiz Inácio Lula da Silva, aseguró que los empresarios están «preocupados» por las repercusiones de las medidas cambiarias en Argentina.

«No puedo dejar de manifestar la preocupación de varias empresas brasileñas especialmente por reglas que se alteran rápidamente y perjudican a las empresas que invierten en Argentina. Las alteraciones en el mercado de cambio pueden llevar a la desaceleración de la inversión con impacto social en la reducción de la plantilla de colaboradores», apuntó el titular de la Fiesp.

Por su parte, Funes de Rioja dijo que la UIA está dispuesta a hacer un «esfuerzo compartido con el Gobierno argentino» y que apunta a una política industrial «que sea una alianza estratégica» diferente a lo que llamó «el Mercosur burocrático».