Laurent Alexandre, un columnista regular del semanario nacional l’Express atacó esta tendencia hacia la deriva una vez más, en su columna del 14 de mayo en l’Express. Con el titulo “El Ministro de Agricultura promueve la hecatombe mundial” y el subtítulo “Al argumentar en favor de las prácticas de nuestros abuelos, Guillaume apoya un modelo que no puede alimentar a la población actual”, Alexandre denuncia las políticas del Ministro de Agricultura Didier Guillaume quien quiere regresar a métodos arcaicos de agricultura.

Alexandre cita a Guillaume, quien había dicho que “para prohibir todos los pesticidas, ‘tenemos que regresar a la agricultura y cría, la rotación de cultivos, la cobertura del suelo, la siembra … en resumen, lo que hacían nuestros abuelos’ ”. Alexander sostiene que “el ministro también apoya el uso de agricultura biodinámica que utiliza la influencia del zodiaco en los cultivos” y denuncia que esta supuesta ciencia es parte de un culto antroposófico.

“Inventada por Rudolf Steiner en 1924, se basa en principios esotéricos que se apoyan, supuestamente, en la influencia de los ciclos planetarios conectados a la astrología. Un ejemplo del pensamiento de Steiner con respecto a la siembra es: la vejiga de un venado está conectado a fuerzas cósmicas. Más precisamente, casi es una imagen del cosmos…”.

Otro problema es que el ministro no parece estar realmente consciente de las consecuencias inevitables de sus propuestas. Alexandre cita después un artículo de Emmanuelle Ducros en l’Opinion del 30 de abril: “El cultivar sin pesticidas de ningún tipo -orgánico o de otro tipo- llevaría a la eliminación del 30% del volumen del cultivo. De hecho, los cultivos por sí mismos son incapaces de defenderse. Hasta las granjas orgánicas saben eso … Cada año, aparecen siete nuevos insectos destructivos en Francia… Volver a los métodos de nuestros antepasados significaría hambrunas fortuitas, siguiendo una secuencia de años, de pestes, incertidumbre climática y enfermedades”.

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Es más, agrega Alexander, “el sentido común de agricultura de nuestros abuelos con lo que fantasea Didier Guillaume, requeriría millones de manos pequeñas —y de niños en sus vacaciones escolares— para desyerbar, sembrar y cosechar… significaría cortar bosques para compensar los bajos rendimientos.

“La agricultura moderna ha visto el aumento drástico en los rendimientos; desde la época de la guerra a la fecha el promedio de rendimiento por hectárea pasó de 15 a 80 quintales para el trigo y de 100 a 400 para la papa”. En general, “los rendimientos para la agricultura orgánica son de menos de la mitad de la agricultura clásica. Esto pondría en peligro a entre 2 y 3 mil millones de personas”.

Fuente: LaRouchepac