Este jueves falleció la reina Isabel II del Reino Unido, que además de haber tenido uno de los reinados más longevos de la historia, en siete décadas logró amasar una verdadera fortuna para la familia real.

La reina tenía un patrimonio, de acuerdo al medio Sunday Times, entre 500 y 600 millones de dólares aproximadamente. Además, el patrimonio de la familia real inglesa en su conjunto, es cercano a los 88 mil millones de dólares, revista Forbes.

Esta fortuna se compone por una parte, por los “Terrenos de la Corona” que son tierras ubicadas en Inglaterra, Gales y Norte de Irlanda. También tienen negocios inmobiliarios, terrenos agropecuarios, derechos mineros y cobran licencias y tasas por eventos internacionales como la Real Carrera de Caballos de Ascot. Todo ese patrimonio se calcula en unos 17.000 millones de euros. Por otra parte, el Gobierno inglés destina un 15% de su presupuesto a la “Casa Real”, que solamente entre 2018 y 2019 significaron 95 millones de euros. Además tienen lo que se llama el “monedero privado” que son propiedades urbanas y agropecuarias pero exclusivas de la monarquía, desde 1265 que les da un ingreso anual de 24 millones de euros.

Es decir, una fortuna nacida de privilegios monárquicos y de la nobleza, alimentada por las rentas de tierra, y diversos negocios. Una monarquía que esencialmente mantiene lujos exorbitantes sostenidos por miles de millones de libras del pueblo británico.

Entre los ostentosos lujos de la familia real se pueden ver una cantidad de palacios y castillos, yates, colección de tiaras y joyas, además de que el gusto particular de la Reina Isabel II por los autos la llevó a tener una colección de lujo única. Es un fuerte contraste con lo que están viviendo las grandes mayorías trabajadoras del país, que atraviesa una oleada de huelgas histórica de miles en reclamo por aumento salarial.

Castillos y palacios

El Palacio de Buckingham, que es la residencia oficial de la corona del Reino Unido.

El Castillo de Balmoral. En Aberdeenshire, Escocia, donde la familia pasa la temporada de verano.

El Castillo de Windsor. En el condado de Berkshire, era “la casa de fin de semana” de la Reina Isabel II: una fortaleza donde vivieron 40 monarcas desde 1070, con un predio de más de cinco hectáreas.

El Palacio de Holyrood, en Edimburgo.

La Casa Sandringham, en Norfolk.

El Castillo de Hillsborough, en Irlanda del Norte.

Yate de lujo

El yate de la reina Isabel II se llamó The Royal Yatch Britannia, de 126 metros de eslora, 17 metros de manga y un calado de 4,6 metros, con una potencia de 12.000 CV, podía navegar a una velocidad de 21 nudos (29 km/hora) y tenía una autonomía de 4.400 kilómetros. Hoy es un museo flotante.

Autos de colección

Entre la colección de autos, además de los Land Rover, la reina tenía un Rolls-Royce casi centenario que tiene una valoración estimada en 35 millones de dólares. Una flota de autos de lujo: Bentley State (2002), Rolls-Royce Silver Ghost (1924), Vauxhall Cresta Estate (1961), Lincoln Cosmopolitan (1950), Mercedes Benz 600 Pullman Landaulet (1965), Aston Martin DB6 (1966), Austin Princess Vanden Plas (1969), entre otros.

Joyas invaluables

Entre las joyas de un valor incalculable, la colección de diademas solamente es una de las más caras del mundo junto a la de la monarquía holandesa, con un valor estimado de 19 millones de euros. Incluye la tiara Fringe de la reina María, la tiara Greville Emerald Kokoshnik, y la tiara Bandeau de la reina María.

La monarquía es una herencia de carácter medieval que se mantiene todavía en el siglo XXI a costa de incalculables gastos, por millones de dólares, sostenidos por el pueblo trabajador, con lo que resulta evidente y fundamental abolir esta institución.