Por Daniel Oscar Siñeriz Griffa

En el momento culminante y más riesgoso de la misión de Jesús, dos de sus discípulos le piden ocupar los primeros puestos en su “Reino”. Los otros diez se enteran y se enojan. Jesús pone un freno brusco, primero preguntando si estarían a la altura y luego clarificando su propuesta y señalando con mucha firmeza por donde pasa el poder: no se trata de DOMINAR sino de SERVIR.

Ya había afirmado con toda certeza que la construcción auténtica de humanidad parte de lo pequeño, lo poco y lo frágil (como los cinco panes y los dos pescados o como la pequeña semilla que termina en árbol frondoso) y que los primeros serán últimos y los últimos primeros. Como para ir dando pistas de por dónde va su Proyecto.

Hoy, como ayer, el poder sigue disputando espacios de dominación, en el Planeta entero y en nuestros Barrios “calientes”. Su metodología sigue siendo la prepotencia que siembra temor y terror; su dinámica es el despojo y la depredación y el resultado final la multiplicación de desigualdad, de pobreza y vida miserable para las grandes mayorías.

Así también, los que parecen ser las mayores potencias son, al mismo tiempo, los que ostentan la mayor DEUDA EXTERNA MUNDIAL; es decir que su poderío tiene como base el sufrimiento y la miseria de los países “vulnerables”.

Me cuesta mucho entender esta fragilidad, porque terminamos sosteniendo con nuestra pobreza semejante poderío, como así también el Sistema Financiero de la ESCANDALOSA USURA INTERNACIONAL.

¿Quiénes son entonces los poderosos? ¡¡¡Su “riqueza” no deja de depender de nuestra “pobreza”!!! En realidad la vida auténtica y la alternativa necesaria “crecen desde el pie” y, así resulta cierto y claro que los ÚLTIMOS SON LOS PRIMEROS. Aquí está el PUNTO DE INFLEXIÓN y la REVOLUCIÓN COPERNICANA que sí o sí tiene que forjarse.