Estamos presenciando en estos tiempos la invocación ritual a espíritus malignos, a través de grandes eventos que concitan a millones de personas viéndolos. Y lo están haciendo a la vista de todos, porque la inmensa mayoría del público no comprende el simbolismo de las escenas que se les muestran, ni las consecuencias prácticas que tienen.

Aquí hablaremos sobre cómo en un gran evento deportivo, los Juegos de la Commonwealth, la comunidad británica, en julio y agosto de 2022, ha utilizado esa simbología y abierto portales espirituales. También veremos a qué deidades ancestrales han invocado, a dónde nos conduce esto y cómo ya lo habían hecho en el pasado cercano.

El contenido de rituales luciferinos a la vista de todos.

Diez años después de los Juegos Olímpicos de Londres de 2012 y 6 años después de la inauguración del Túnel de San Gotardo en 2016, se llevó a cabo la ceremonia de apertura de los juegos de la Commonwealth en Birmingham, Inglaterra. Y nuevamente el espectáculo fue un ritual ocultista luciferino y globalista, porque la ceremonia de apertura también promovió el dogma globalista de negación de la cultura y la historia locales, para promover una cultura global homogénea. En esta apertura participó el Príncipe Carlos, un declarado globalista, que pronto se convertirá en el jefe de la Iglesia de Inglaterra.

El ritual luciferino dentro del espectáculo, comenzó cuando los bailarines colocaron los dedos sobre sus cabezas haciendo la señal de cuernos, anunciando la llegada de un toro enorme y humeante, con ojos rojos, que fue introducido en el estadio por mujeres tirando de cadenas.

La explicación de los organizadores es que las cadenas simbolizaban las cadenas de la revolución industrial, que esclavizó a las mujeres con salarios magros y sobrecarga de trabajo. Pero si se observa toda la ceremonia, queda claro que esta escena del toro representa mucho más que la reivindicación de mejores condiciones para los trabajadores.

Cuando las mujeres sueltan las cadenas, el toro libera su enojo y comienza a pisotear a las personas, mientras todos gritan de miedo. Luego, una mujer llamada Stella, que sostiene una luz, un símbolo recurrente a lo largo de la ceremonia, se sube al toro y lo doma. Después, durante varios minutos incómodos, la gente se reúne alrededor del toro para adorarlo literalmente, portando también luces. Y así se termina con el toro tranquilizado, mientras los atletas le expresan su amor y lo abrazan.

Toda la escena es inequívocamente simbólica. Lucifer, el ángel que encabezó la rebelión contra Dios según las escrituras, tiene un nombre que significa «portador de luz» y estas personas estuvieron literalmente portando una luz para honrar al toro. Y a Lucifer también se lo conoce como «estrella de la mañana», a lo que alude casualmente el nombre Stella de su domadora. Todo esto es puro simbolismo luciferino.

Y además, cuando todos se postran en adoración ante el toro, están dándonos la prueba de que el toro representa más que una reivindicación de los trabajadores.

Si pudiéramos retroceder miles de años y desplegar un toro gigante con ojos rojos brillantes para la gente del antiguo Medio Oriente, entenderían instantáneamente lo que está pasando. Nadie necesitaría decirles que era una estatua de Baal y que estaban adorándolo.

Varias civilizaciones antiguas en el Medio Oriente adoraban a una deidad llamada Baal, representada a menudo como un toro y lo reverenciaban con sacrificios y postraciones durante miles de años.

El culto a Baal estaba enraizado en la sensualidad e involucraba la prostitución ritual en los templos, y para apaciguarlo se requerían sacrificios.

En el Nuevo Testamento, Jesús llama a Satanás Baal Zebub, asociando a Baal con Satanás, el príncipe de los demonios. Además, a Baal se le identifica como el enemigo de Dios en los libros sagrados del Judaísmo, el Cristianismo y el Islam. Y es exactamente por esta razón que los luciferinos de la élite ocultaban la reverencia a Baal hasta el día de hoy.

En este ritual satanista en partricular se celebró el dominio temporal de lucifer sobre la Tierra y el cumplimiento de una creencia central de la élite, que es convertirse en dioses, que es el objetivo final de todas las sociedades secretas ocultistas. Por lo tanto, en esta ceremonia, la figura de Baal representa también a la élite misma que, en su mente, ascendió a la divinidad.

Todo esto transmitido públicamente a plena luz del día para millones de personas que estaban presentes o mirándolo por televisión, lo que indica que los satanistas ya no están tratando de ocultar sus rituales en bosques oscuros y sótanos secretos. Ahora están invocando a los ángeles caídos abiertamente, para una audiencia internacional. Pero en algún momento el juicio de Dios caerá sobre estas personas, de manera misteriosa para nosotros.

Fuente: forosdelavirgen.org