El papa Francisco pidió hoy a la Curia romana que evite la «lógica del conflicto» para no caer en la fragmentación y polarización, al tiempo que criticó el crecimiento de «actitudes de carácter elitista y de grupos cerrados» dentro de la Iglesia.

«Quisiera exhortarlos a no confundir la crisis con el conflicto», convocó el pontífice al dar los tradicionales saludos de Navidad y fin de año a los miembros de la Curia romana residentes en Vaticano.

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«La crisis generalmente tiene un resultado positivo, mientras que el conflicto siempre crea un contraste, una rivalidad, un antagonismo aparentemente sin solución, entre sujetos divididos en amigos para amar y enemigos contra los que pelear, con la consiguiente victoria de una de las partes», analizó el Papa.

El discurso del Papa se da al fin de un año en el que el Vaticano atravesó graves problemas financieros a raíz de investigaciones internas por supuestos fraudes inmobiliarios que llevaron a la destitución del cardenal italiano Angelo Becciu como titular del dicasterio encargado de las causas de canonización.

«La lógica del conflicto siempre busca culpables a quienes estigmatizar y despreciar y justos a quienes justificar, para introducir la conciencia, muchas veces mágica, de que esta o aquella situación no nos pertenece», agregó Francisco en el Aula de la Bendición del Vaticano.

Según el Papa, «esta pérdida del sentido de pertenencia común favorece el crecimiento o la afirmación de ciertas actitudes de carácter elitista y de grupos cerrados que promueven lógicas limitadoras y parciales, que empobrecen la universalidad de nuestra misión».

En esa línea, grupos conservadores, especialmente de Europa y Estados Unidos, plantearon a lo largo del año sus fuertes críticas al Papa por sus discursos de apertura a homosexuales y sus fuertes cuestionamientos al capitalismo.

«La Iglesia, entendida con las categorías de conflicto, derecha e izquierda, progresista y tradicionalista, fragmenta, polariza, pervierte y traiciona su verdadera naturaleza», advirtió el Papa en su discurso.

«La Iglesia es un cuerpo perpetuamente en crisis, precisamente porque está vivo, pero nunca debe convertirse en un cuerpo en conflicto, con ganadores y perdedores», agregó luego.

«En efecto, de esta manera difundirá temor, se hará más rígida, menos sinodal, e impondrá una lógica uniforme y uniformadora, tan alejada de la riqueza y la pluralidad que el Espíritu ha dado a su Iglesia», sentenció.

En un discurso en el que citó a la filósofa alemana Hannah Harendt, Francisco planteó que «esta Navidad es la Navidad de la pandemia, de la crisis sanitaria, socioeconómica e incluso eclesial que ha lacerado cruelmente al mundo entero».

«La crisis ha dejado de ser un lugar común del discurso y del establishment intelectual para transformarse en una realidad compartida por todos», convocó el Papa frente a cardenales residentes en Roma y a los titulares de los dicasterios (ministerios) de la Santa Sede.

En ese marco, Francisco consideró que «este flagelo ha sido una prueba importante y, al mismo tiempo, una gran oportunidad para convertirnos y recuperar la autenticidad».