La conferencia Episcopal de Nicaragua llamó al gobierno a poner fin al asedio a sus parroquias y expresó su preocupación por las agresiones físicas sufridas ayer por un sacerdote y una monja en el interior de la Catedral Metropolitana de Managua.

Asimismo, criticó la indiferencia del gobierno del presidente Daniel Ortega con las madres que están en huelga de hambre para pedir por la liberación de sus hijos, detenidos en el marco de unas protestas antigubernamentales que empezaron hace un año y medio y que han dejado cientos de muertos y de detenidos, y miles de heridos.

La Arquidiócesis de la capital nicaragüense denunció que «grupos violentos afines al gobierno» agredieron anoche al sacerdote Rodolfo López y a sor Arelys Guzmán, en la Catedral de Managua.

Los denominados «católicos revolucionarios» ingresaron y tomaron el control de la Catedral, donde al menos nueve madres habían iniciado una huelga de hambre por la liberación de sus hijos.

En huelga de hambre

En total, hay 20 mujeres en huelga para reclamar la liberación de sus hijos, 11 en la parroquia San Miguel Arcángel en la ciudad de Masaya y 9 en Managua. «Estas son personas con derechos, especialmente el derecho por excelencia que es la vida», destacó la Conferencia Episcopal, para quien este modo de protesta «es un grito de impotencia, de inseguridad, de tristeza, de indignación, y es el resultado de muchos meses de sufrimiento”.

«Exhortamos a los responsables de estos asedios para que depongan su postura. Es demasiado el dolor que han sufrido los nicaragüenses. La familias que se encuentran asediadas cargan con un doble sufrimiento: la falta de libertad de sus familiares encarcelados y, ahora, el estado de sitio que atenta contra sus vidas», abogaron en la declaración.

Cercada por la Policía

La Catedral de Managua, así como la parroquia San Miguel Arcángel, están cercadas por centenares de agentes de la Policía que cortaron las vías de acceso aunque, en el caso del templo de la capital, han permitido el ingreso de los simpatizantes de Ortega y de medios oficiales.

Los seguidores de Ortega, que se identifican como «católicos revolucionarios», protestan contra la Iglesia católica por dar refugio en sus templos a las huelguistas, y han advertido que no permitirán otra Bolivia en Nicaragua.

Desde abril de 2018, Nicaragua vive una crisis sociopolítica que ha dejado al menos 328 muertos, según la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH), aunque organismos locales elevan la cifra a 651 y el Gobierno reconoce 200 y denuncia un supuesto intento de golpe de Estado.