Por Kevin V. Turley

(National Catholic Register/K.V. Turley) “No me esperaba la gran sensación de paz y claridad mental que ha supuesto ser católico”, afirma Gavin Ashenden, en declaraciones al National Catholic Register.

Dado el impacto global de la pandemia del COVID-19, pocos recordarán 2020 como un año de «paz». Sin embargo, para este converso católico, la paz parece ser el legado del último año.

Fue el 22 de diciembre de 2019 cuando Ashenden fue noticia en todo el mundo. Su recepción en la Iglesia católica interesó a los medios porque, en su momento, había sido capellán anglicano de Su Majestad la Reina Isabel II.

Poco más de un año después de su recepción en la Iglesia, Ashenden habló con el Register sobre sus primeros 12 meses como católico y el creciente número de personas que acuden a él en busca de consejo, deseando seguir su mismo camino.

Sin embargo, Ashenden no sólo siente paz desde que se hizo católico, sino también alivio.

“La vida como anglicano protestante siempre implicó una serie de cuestiones controvertidas”, explica, “que iban al corazón de lo que constituía la autenticidad en la Iglesia (de Inglaterra), a menudo empeorada por tratar de juzgar las cosas por lo que les gustaba a los laicos, considerados como consumidores”. Considera que la “maravillosa y sólida continuidad” de la Iglesia católica, en lo que respecta a las órdenes religiosas y los sacramentos, “en contraposición a la incoherencia protestante y la consiguiente confusión”, es a la vez “un alivio y un constante deleite.”

Hasta finales de 2019, Ashenden formaba parte del establishment anglicano. Las ondas de choque que siguieron a su «paso al Tíber» se sintieron y notaron en toda la iglesia establecida de Inglaterra.

Sin embargo, él ve su conversión al catolicismo como parte de un movimiento más amplio y continuo en ese cuerpo eclesial. Sugiere que hay “un grupo muy numeroso de personas [que] saben que el anglicanismo se ha acabado, pero les aterra abandonarlo. Están empezando a compartir la perspectiva que empezó a aclararse [para mí] hace unos 20 años: que el anglicanismo era un experimento ecuménico de 400 años que había fracasado repentina y terminantemente”.

Su pronóstico es sombrío para la religión estatal de Inglaterra. Ve su futuro “colapso en un grupo progresista secularizado de protestantes”, lo que, a su vez, conducirá finalmente a su desaparición.

Hablando de los anglicanos que piensan en marcharse para entrar en la Iglesia católica, Ashenden se apresura a reconocer que “se ven obstaculizados en el camino del retorno a la Iglesia madre por una serie de dificultades que van desde los malentendidos hasta los aspectos prácticos”. Dicho esto, Ashenden cuenta el número de personas a las que ha ayudado a hacer el viaje «a Roma»: al menos 24 personas, calcula, en los últimos 12 meses, se han hecho católicas a través de una conversación directa con él.

“Muchas más me han dicho que están considerando seriamente la posibilidad de hacerlo, y habrá más, pero no se han acercado personalmente”, añade.

En un momento en que, por una u otra razón, muchos católicos están desanimados, esto hace que sea interesante escucharle. Ashenden dice que, en este último año, ha habido lo que él describe como “un movimiento serio del Espíritu Santo haciendo todo lo que se puede hacer para unir a la Iglesia”.

Lo que está añadiendo ímpetu a este movimiento, percibe, es una “creciente sensación de que la persecución que la Iglesia está experimentando en nuestra generación en diferentes partes del mundo se está extendiendo trágicamente y llegará a gran parte de la Iglesia en Occidente”.

En lo que respecta a la represión estatal de la religión, Ashenden tiene experiencia de primera mano.

En 1980, a la edad de 26 años, se convirtió en clérigo anglicano. A partir de entonces, durante 10 años, trabajó en varias parroquias de Londres. Al mismo tiempo, sin embargo, se dedicó al contrabando de Biblias y medicamentos hacia la antigua Unión Soviética.

En 1982 fue detenido por estas actividades. Interrogado posteriormente por el KGB, fue finalmente liberado. Por lo tanto, más que la mayoría de la gente, es consciente de cómo las cosas pueden cambiar dramática, rápida y negativamente en una nación. Por eso se pregunta si es sólo cuestión de tiempo que una nueva persecución se abata sobre los creyentes en Occidente. Esta sensación de que queda poco tiempo para prepararse para dicha persecución es lo que le motiva a actuar ahora.

Para ello, desde que se hizo católico, Ashenden ha estado activo en lo que sólo puede describirse como un “apostolado mediático”. Explica que este apostolado se ha desarrollado “lenta y constantemente”, pero que ahora se está acelerando a diario. Por ejemplo, su reciente comentario en YouTube sobre Jordan Peterson ha tenido, hasta ahora, más de 75.000 visitas.

“El COVID”, dice, “nos ha dado nuevas oportunidades para ser más imaginativos y responsables en el uso de los medios sociales para llegar a perforar la ignorancia del consumismo secular con el amor de Cristo y el poder redentor de la Iglesia”.

Ashenden tampoco es ajeno a los medios de comunicación. De 2008 a 2012, presentó un programa de radio semanal para la BBC, titulado Fe y Ética. Tampoco le es ajeno el debate sobre la aparente aversión contemporánea a la religión organizada.

Durante un total de 23 años, de 1989 a 2012, trabajó como profesor titular y capellán universitario en la Universidad de Sussex, enseñando «Psicología de la Religión y Literatura» y convocando un programa de posgrado en misticismo monoteísta. En la actualidad parece idóneo para su nuevo apostolado en línea con quienes buscan la verdad. Y aunque reconoce claramente que muchos dudan en entrar en la Iglesia “por una gran variedad de razones”, sigue deseando “animar a la gente a que no se deje atrapar por imágenes del catolicismo que son engañosamente erróneas y a que, en cambio, lea los testimonios de tantos que han encontrado en la vuelta a casa de la Madre Iglesia un momento de rejuvenecimiento inolvidable y de clarificación del auténtico cristianismo”.

Mientras preparaba esta entrevista, Ashenden recibió el siguiente correo electrónico, que compartió con el Register:

Querido Gavin,

Acabo de regresar de la reunión con el Padre Mark.

Estoy oficialmente en camino a Roma.

Dependiendo de algunas cosas, podría ser recibido a finales de este mes.

Gloria a Dios.

Y gracias también a ti, que reavivaste esa primera chispa.

Que Dios continúe bendiciéndote mientras bendices a otros a través de tu presencia en línea.

¿Ha recibido alguna noticia de palacio? “El pobre palacio no puede librarse de mí”, responde con buen humor. “Los medios de comunicación tienen la amabilidad de volver a recurrir a mí regularmente, como ‘ex’ capellán de la reina, para que haga comentarios”.

Nombrado capellán de la reina Isabel en 2008, ocupó el cargo hasta 2017, cuando dimitió después de que se leyera en la catedral de Glasgow de la Iglesia Episcopal Escocesa un pasaje del Corán que negaba la divinidad de Cristo. Ahora, 13 años después de su nombramiento como capellán real, Ashenden considera que la monarquía británica está a punto de “enfrentarse a un problema muy serio para decidir qué ocurrirá tras la muerte de la reina y el consiguiente servicio de coronación de Carlos [cuando] sea desafiada por voces seculares e islámicas que querrán hacer que el concepto de monarquía sea menos exclusivamente cristiano.”

Después de un año tan tumultuoso como nuevo católico, uno se pregunta qué esperanzas alimenta Gavin Ashenden para los próximos 12 meses.

“Mis esperanzas personales son que continúe mi apostolado de misión y reconciliación”, dice. Y para la Iglesia en general, espera que haya “una clarificación de la visión para que seamos capaces de llegar con una energía más urgente, un enfoque más claro y un compromiso más profundo a aquellos en nuestra cultura que conocen muy poco todavía de la Buena Nueva de la salvación”.