Cuando no se resuelve una situación social problemática al cabo de muchos años, lo que se impone es dejar de insistir en lo que no ha dado resultado, y reconocer que los modelos aplicados han fracasado (generalmente por negligencia o presión de grandes intereses), admitiendo la necesidad de nuevas alternativas.

Como la historia de aquella mujer, que una noche muy fría, con la ayuda de algunos vecinos, buscaba debajo de la luz de un farol, un anillo que había perdido. Al cabo de un rato de infructuosa búsqueda comenzaron a desalentarse y uno de los comedidos preguntó a la señora si podía recordar con más detalles el lugar donde se había caído el anillo, a lo que aquella respondió: “Allí a la vuelta”, señalando un lugar bastante lejano. Mirándose asombrados volvieron a preguntarle ¿Y entonces por qué estaba buscando aquí?, y la mujer contesta: “Porque allá está oscuro”.

En relación a la problemática del consumo de drogas pareciera que se actúa de manera similar y se continúa buscando en el lugar equivocado, insistiendo sólo donde es más fácil o lucrativo, evitando las zonas oscuras o cegados por luces cercanas y atractivas.

Quizá ha llegado el momento de quitarse las vendas y proponer algunos temas centrales, modificando las formas de ver, analizar y actuar, replanteando por un lado el papel que desempeña el Estado, por ejemplo, en el tema de las bebidas alcohólicas y de las apuestas relacionadas con los juegos de azar, ya que no solo pareciera no intervenir eficazmente en la prevención y reducción del consumo, sino que permanentemente lo estimula, privilegiando los aspectos económicos bajo el falso manto de los beneficios de la recaudación impositiva.

Y por otra parte, reconociendo que nos incumbe a todos y cada uno de nosotros redimensionar los aspectos humanos más involucrados en situaciones personales de consumo de drogas: las emociones, los sentimientos, y nuestros aspectos espirituales y trascendentes. Si llenamos algunos huecos vitales sin duda estaremos mucho mejor, y para ello podríamos revitalizar nuestras relaciones fraternas de manera comprensiva y amorosa, y las sociales, en forma tolerante y solidaria.