Por Pablo Martínez

El club Atalaya no detiene el crecimiento y mucho tiene que ver el incremento de su padrón de socios. Es que en un par de años, se triplicó el número de seguidores de la entidad del macrocentro. Casi en el límite con el sur rosarino, la entidad con 82 años de vida es sinónimo de básquet, jugando con categorías de todas las edades en el torneo local. Además, en los últimos años se sumaron varias disciplinas: vóley, patín y taekwondo.

Después de varias administraciones desgastadas por el tiempo, la actual presidenta, Sol Nieto, tomó el mando en el año 2012 luego que dejara el cargo por razones de salud el reconocido dirigente Carlos Borches. Para conocer el presente de la entidad, Conclusión dialogó con la primera mandataria.

La llegada de la dirigente generó prejuicios: “Fue complicado, primero porque era jovencita y después por ser mujer era la primera presidenta en la historia en el club, con todos los prejuicios que eso tiene, en un club donde siempre hubo hombres. La pregunta de todo el mundo era: ‘¿qué va a hacer?’. Pero tuve el apoyo del resto de la comisión directiva y de la gente de siempre, que sabían que lo único que iba a hacer acá, era trabajar para que esto crezca. Y por supuesto me apoyaron todas las mujeres, era la primera vez que había tantas mujeres en una asamblea».

Y sentenció: “En lo personal tenía miedo, era un desafío muy grande, había que pelear con muchos prejuicios, porque te intentan pisar”.

La situación económica de Atalaya era apremiante. Sol Nieto explicó la salida que le encontraron al mal momento: “La primera manera q10247412_10152276324284694_7031462889092201924_nue encontramos fue regularizar el padrón de socios, nos pusimos en el papel de decir ‘si no tenés la cuota al día, no entrás’ y después muchos eventos, muchas fiestas. Lo hacíamos seguido para empezar a sanear todo, no hay otra forma, en ese momento no podíamos tener subsidios porque no había un papel en orden o todo estaba por la mitad. Gracias a los ingresos genuinos, con las cuotas de los socios se han hechos todas las obras”. Y agregó: “Fueron años difíciles, empezamos con planes de pago a 64 cuotas, que aún hoy las estamos pagando, regularizar contratos de concesión…”.

En cuanto a los subsidios, afirmó: “Hoy por hoy no tenemos, lo estamos tramitando, porque hace 3 meses salió la habilitación junto con la personería jurídica y estamos empezando a preparar carpetas para ir presentándonos. Igual hemos tenido algunos, por ejemplo el último lo utilizamos para pagar 15.000 pesos de una factura de luz”.

Sol Nieto se refirió a las actividades que se practican en el club: “Estatutariamente es un club de básquet pero ha crecido un montón el vóley femenino, se ha sumado el básquet femenino. La pelea se genera siempre, porque los jugadores de básquet son pagos y muchos preguntan por qué esa plata va a los jugadores, si hay otras disciplinas, en eso estamos divididos porque hay gente que no entiende que este deporte es lo que más gente te trae. Tenemos desde una escuelita hasta los veteranos”.

La presidenta de la entidad del macrocentro contó su recorrido hasta llegar al lugar privilegiado de la comisión directiva: “Jamás me lo imaginé, ni siquiera sé como llegué a ser parte de una comisión directiva, siempre me veía chica, estuve en subcomisiones de jóvenes para organizar fiestas pero jamás en una comisión. Igualmente fue un caso de fuerza mayor, a partir de la enfermedad del ex presidente y vengo acá, desde que soy bebé, el club siempre fue un lugar para dispersarme y no para venir a trabajar, hasta que vieron que estaba todo el día acá adentro, me sumé y con el tiempo estuve en diferentes puestos y hoy estoy como presidenta”.

Nieto también apuntó al desgaste que genera manejar los destinos de Atalaya: “Te cansa pero me gusta muchísimo, no sé si tengo que irme pero sí creo que no hay que ser eternos, porque eso es malo, me gustaría cumplir con hacer una obra y ahí sí dar un paso al costado, dándole lugar a otra persona, si es que hay alguien”.

De cara al futuro, Sol Nieto contó los proyectos a ejecutar a corto plazo: “Lo más cercano es construir una cancha de vóley y con eso estaría muy tranquila, tuve la suerte de hacer obras importantes en el club, pero con esta me sentiría realizada. En lo social, ojalá que no seamos 1.000 socios sino que seamos 1.500 y que se genere en otros chicos lo que a mí me generó el club, sentirlo como mi casa, con lo bueno y lo malo, un sentido de pertenencia”.