Bolivia está tomando la iniciativa en Sudamérica para insistir en que se tiene que acelerar la planificación para la construcción de la ruta del «Ferrocarril Bioceánico Central», con la participación de China, la cual uniría finalmente a los océanos Atlántico y Pacífico, pasando por Brasil, Bolivia y Perú.

En una reunión al margen de la Cumbre de la Comunidad de Estados de Latinoamérica y del Caribe (Celac) que se realizó recientemente en Quito, Ecuador, el presidente de Bolivia, Evo Morales, y el de Perú, Ollanta Humala, firmaron un acuerdo para avanzar en los estudios de factibilidad de esta ruta. El mismo día, Milton Claros, ministro boliviano de Obras Públicas, anunció que la ruta del ferrocarril bioceánico será un tema prioritario en la agenda del presidente Morales en la reunión con la presidente de Brasil, Dilma Rousseff.

Otro proyecto

La preocupación de Bolivia es transformar pronto la ruta transcontinental acordada por Chile, Brasil y Perú, la cual hasta ahora ha acaparado la mayor atención, en un proyecto de otra ruta que incluye a Brasil, Bolivia y Perú antes del 16 de mayo, fecha en la que los estudios de factibilidad para la otra ruta, más al norte, estén terminados. En la práctica, Bolivia está haciendo mucho más para impulsar el avance del proyecto ferroviario transcontinental, que lo que están haciendo tanto el gobierno brasileño como el peruano.

El papel de Alemania

Alemania espera formar parte de este proyecto. En una conferencia de prensa con Evo Morales, realizada el 15 de enero en La Paz, el viceministro alemán de Transporte e Infraestructura Digital, Rainer Bomba, describió el proyecto ferroviario transcontinental como un megaproyecto del siglo, que traerá a muchas personas beneficios y mejores condiciones de vida. El funcionario alemán comparó a Bolivia con un fuerte jaguar, preparado a lanzarse al futuro y preparado a enfrentar mejores tiempos.

Bomba estuvo cuatro días en Bolivia, acompañado de una delegación de entre 20 a 25 representantes de empresas alemanas y suizas que están ofreciendo financiamiento, planificación y transferencia de tecnología, incluyendo establecer fábricas en Bolivia para producir rieles, vagones, y otros componentes, y en el proceso entrenar a los bolivianos. Al final del viaje se firmaron tres cartas de intención con respecto al proyecto transcontinental, y también con respecto a un tren interurbano para el departamento de Santa Cruz, y sobre ayuda tecnológica para desarrollar los enormes depósitos de litio que tiene Bolivia.