Carlos-Gardel

Carlos Gardel

 

Como suele  suceder con las figuras de enorme dimensión popular, las historias sobre Carlos Gardel  se cruzan y  entrecruzan,  tejiendo una maraña de versiones,  de entre las cuales es muy difícil desentrañar dónde termina la historia y dónde empieza el mito.

Así es como circulan las diversas leyendas sobre su origen, la interminable querella sobre su nacionalidad, que se disputan por igual rioplatenses de ambos lados del río Uruguay,  y también los  franceses.

Las inabarcables versiones sobre su muerte, que van desde un tiroteo en el avión que despegaba de Medellín,  a que el cantante no murió en el accidente, y fue visto en diferentes escenarios cantando cómo sólo él sabía hacerlo, cubierto con una capucha para cubrir las espeluznantes cicatrices que el accidente le había dejado.

Ese halo de misterio sin duda ha contribuido a mantener viva la figura de este personaje emblemático, cuya voz fue declarada “Memoria del Mundo”por la UNESCO, y hacen de Carlos Gardel uno de los cantantes más populares, no sólo del  Río de la Plata, sino de todos los lugares del mundo dónde el tango es apreciado.

Lo cierto es que  nadie podría hablar de tango, uno de los géneros musicales  más puramente argentinos,  sin pasar por su figura.

De hecho, “el zorzal criollo” es considerado el primer cantante oficial de tango en Argentina,  con su  interpretación de “Mi noche triste”, de  Contursi, en el Teatro Esmeralda. Si bien, Contursi ya la había interpretado por primera vez en el cabaret Moulin Rouge de Montevideo, en nuestro país, fue Carlos Gardel , junto a Razzano, quien la interpretó por primera vez. En esos años, el tango era un género instrumental. Fueron éstos músicos los que cambiaron esa historia para siempre.

Charles Romuald Gardes, según la historia oficialmente reconocida, nación en Toulouse, Francia, el 11 de diciembre de  1820. Hijo de Berthe Gardes (y padre desconocido) quien se vio obligada a dejar su ciudad natal, llegó a la Argentina cuando tenía dos años de edad.

Recalaron en el barrio del Abasto y durante años vivó una vida de pobreza y privaciones. Pero sabía cantar. Un don innato que le proporcionaba monedas en esquinas, reuniones familiares y  garitos, y que le permitían un paliativo para ayudar a su madre. Ya había dejado de ser Charles para convertirse en Carlitos. Y así, fue naciendo la leyenda.

Cambió la s de su apellido por la l y durante años formó un dúo con el uruguayo Jose Razzano, “el morocho y el oriental”, como se hacían llamar, con quien interpretaban canciones criollas, y gozaron de gran  popularidad.

Carlosgardel

Carlos Gardel

La voz de Gardel  rompía con los modelos tradicionales de la época, con un timbre personal y aterciopelado. Además su estampa, simpatía y encanto resultaban arrolladores. Sobre el escenario, tenía un efecto hipnótico ante su público.

Aquella actuación en el teatro Esmeralda fue el punto de inflexión. El dúo inmediatamente ascendió la escalera de la fama. Gardel comenzó a desarrollar además una carrera paralela como actor, adueñándolo del fanatismo porteño y abriéndole las puertas para hacer carrera en Europa y Estados Unidos.

Asi, podría decirse que Gardel fue quien sacó al tango de los suburbios rioplatenses y le abrió las puertas al mundo. Su forma de interpretar los pequeños dramas cotidianos, la intensidad de su fraseo, su capacidad de representar la historia a la par de cantarla, le ganó las luces de todos los escenarios.

Sus películas, como Flor de durazno, rodada en Argentina en 1917, Luces de Buenos Aires y Cuesta abajo, en Francia en 1931 y 1934, y Tango Bar, en Estados Unidos en 1935, además de Melodía de arrabal, El tango en Broadway, El día que me quieras y Cazadores de estrellas, entre otras, se convirtieron en íconos de la historia de la música y el cine, a fuerza de un talento innato y una personalidad fascinante.

Terminada su sociedad con Razzano, Gardel emprendió en 1925 una inmensamente exitosa gira por Europa.

En una de sus cartas a su antigüo compañero le escribe:  «La venta de mis discos en París es fantástica; en tres meses se han vendido setenta mil». Bing Crosby, Charles Chaplin y Enrico Caruso se deleitan con canciones como «Mi noche triste», «Volver» o «No habrá más penas ni olvido».

La visión de Carusso escuchando a Gardel es sin duda una de las imágenes más elocuentes para comprender la talla de quien fuera apodado también “el jilguero de Balvanera”.

Pero fue,  indudablemente su sociedad con Alfredo LePera lo que lo grabó para siempre en la memoria colectiva, probablemente de todo el mundo, pero particularmente, de los rioplatenses.

Le Pera no sólo escribía los guiones de sus películas, sino que,  componía a su lado las letras de los tangos.

Hay gente a la que le gusta el tango y gente que no, hay quienes lo disfrutan y quienes lo detestan, hay quienes lo aman y otros que hacen de él una religión, pero nadie desconoce, ni es indiferente, ni resiste, aunque más no sea por unos segundos,  al tarareo de tangos como “Por una cabeza”, “Mi Buenos Aires querido”,  “Volver”, o  ”Cuesta abajo”.

Es por eso que, por estos pagos, la expresión  “Sos Gardel” implica ser un grande de verdad.  Ahora, si alguien dice “Sos como Gardel y Le pera juntos”, entonces, entonces sí,  ese,  es inigualable.