Los principales socios comerciales de Estados Unidos, con China y Japón a la cabeza, criticaron este viernes duramente la decisión del presidente Donald Trump de imponer aranceles a las importaciones de acero y aluminio y advirtieron del riesgo de una guerra comercial con consecuencias imprevisibles.

China, segunda economía mundial, consideró «un ataque grave a la normalidad del orden comercial internacional» estos impuestos aduaneros de 25% sobre las importaciones al acero y 10% a las de aluminio.

En Japón, importante aliado de Washington en Asia, el portavoz del gobierno Yoshihide Suga, advirtió que esta medida puede amenazar la estabilidad de la economía mundial y agregó que Tokio pedirá a Estados Unidos que lo excluya de la decisión.

Antes, el ministro de Relaciones Exteriores, Taro Kono, calificó la decisión de Trump como «lamentable» y aseguró que «la medida podría tener un grave impacto en la relación económica entre Japón y de Estados Unidos (…) y también en la economía global».

Respuesta a una «agresión»

Trece meses después de haber asumido el poder, y Después de varios días de intensas especulaciones, Trump firmó el jueves la imposición de aranceles al acero y al aluminio, dando así un giro netamente proteccionista en Estados Unidos.

«Yo sostengo una promesa que hice en la campaña», lanzó Trump al asegurar que su país fue durante décadas víctima de prácticas comerciales que equiparó con una «agresión».

«Hoy defiendo la seguridad nacional de Estados Unidos al aplicar aranceles al acero y el aluminio. Tendremos un arancel de 25% al acero extranjero y de 10% al aluminio», dijo el mandatario en la Casa Blanca antes de firmar un decreto con la medida.

Los nuevos aranceles entrarán en vigor en un plazo de 15 días, explicó Trump, y en ese tiempo «veremos quienes son los que nos tratan de forma justa y quienes no».

Señaló particularmente a Alemania sobre el tema de los intercambios y también de sus gastos de defensa en la OTAN.

El presidente apuntó que los controvertidos aranceles «por ahora» no se aplicarán a México y Canadá, dos países que renegocian con Estados Unidos los términos del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN).

Mexicanos, canadienses y estadounidenses finalizaron esta semana su séptima ronda de conversaciones para renegociar el tratado comercial sin que hasta ahora las partes hayan dado cuenta de avances sustantivos.

La Casa Blanca precisó que todos los países implicados podrán negociar una eventual excepción. «Vamos a demostrar mucha flexibilidad», aseguró Trump.Rodeado por obreros metalúrgicos y miembros de su gabinete, Trump dijo que Estados Unidos quiere que venga mucho acero pero que sea «de forma justa. Y queremos que nuestros trabajadores estén protegidos», indicó.

La industria del acero y el aluminio en Estados Unidos ha sido «devastada por prácticas comerciales extranjeras agresivas», apuntó el mandatario.

En la visión de Trump, la masiva importación de acero y aluminio hizo que «las fábricas hayan sido abandonadas para que se pudran y se cubran de herrumbre. Las comunidades se tornaron pueblos fantasmas. Eso se terminó».

Reacciones

Los dos países vecinos de Estados Unidos rechazaron que la exención de la tarifa esté condicionada a la negociación del TLCAN. «El proceso de negociaciones para la modernización del TLCAN sigue su curso de manera independiente», apuntó el ejecutivo mexicano, mientras que el canadiense aseguró lo tratarán «como dos temas por separado».

Brasil, segundo exportador de acero a Estados Unidos, aseguró que «recurrirá a todas las acciones necesarias» para preservar sus derechos. El texto expresa «la gran preocupación» de Brasilia ante esta medida que «causará graves perjuicios a las exportaciones brasileñas y tendrá un significativo impacto negativo en los flujos del comercio bilateral (…) y en las relaciones comerciales y de inversiones entre ambos países».

Mientras, en Santiago once países firmaron un nuevo Acuerdo de Asociación Transpacífico (TPP), en un fuerte mensaje en favor del libre comercio y en contra del proteccionismo de Trump.

En Bruselas, la comisaria europea de Comercio, Cecilia Malström, sostuvo que «la UE debería ser exonerada» de los aranceles aduaneros dispuestos por Trump.

Oídos sordos

Antes de la firma, Trump ya había recibido advertencias incluso entre socios comerciales tradicionales de Washington.

El representante chino ante la OMC aludió al riesgo de un «problema sistémico» para la propia organización, y luego se sumaron a esas críticas la Unión Europea (UE), Japón y Canadá.

La directora ejecutiva del Banco Mundial, Kristalina Georgieva, había advertido de su lado a Trump sobre los riesgos de una guerra comercial y le aconsejó «evaluar cuidadosamente las consecuencias» de gravar el acero y el aluminio.

También Alemania

La ministra alemana de Economía, Brigitte Zypries, denunció este viernes el «proteccionismo» de los nuevos aranceles anunciados por el presidente estadounidense Donald Trump, que atacó enérgicamente a Alemania en materia comercial y militar.

«Es proteccionismo, es una afrenta hacia socios cercanos como la UE y Alemania y hacia el libre comercio», denunció al día siguiente de que Trump impusiera aranceles a las importaciones de acero y aluminio y criticara a Berlín.

«Trump aísla su país en contra de la opinión de su partido, de numerosas empresas y economistas», agregó en un comunicado en el que prometió «una respuesta clara, equilibrada y coordinada con la Comisión Europea».

El presidente estadounidense criticó en particular a Alemania sobre el tema de los intercambios comerciales, ligando sus reproches al gasto insuficiente -en su opinión- de Alemania en materia de defensa en la Otan.

«Tenemos amigos y también enemigos que se han aprovechado enormemente de nosotros desde hace años en el comercio y la defensa», declaró Trump.

«Si se mira la Otan, Alemania paga el 1% y nosotros pagamos el 4,2% de un PIB mucho más importante. No es justo», agregó.

Alemania, como los otros países de la Otan, se comprometió a gastar para 2024 el 2% de su PIB en defensa, frente al 1,2% actualmente.

Pero para convencer a los socialdemócratas de que se unieran a su nuevo gobierno tras seis meses de bloqueo político, la canciller Angela Merkel tuvo que frenar el aumento previsto del gasto militar. Este debería alcanzar solo el 1,5% en 2021, lejos del objetivo de la Otan.

Las críticas estadounidenses no son nuevas, pero se han intensificado desde la llegada de Trump a la Casa Blanca. El multimillonario republicano multiplicó desde incluso antes de su elección los ataques contra Merkel, el excedente comercial de Alemania y su generosa política migratoria.