Este jueves, los jueces de Cámara Penal Gustavo Salvador, Gabriela Sansó y Bibiana Alonso confirmaron la condena a cadena perpetua contra Jonatan Olivera, acusado de haber asesinado a martillazos a Laura, de 23 años y a su pequeña hija Mía, de 4 en el barrio Villa La Lagunita. El doble homicidio tuvo como objeto cometer y encubrir un robo.

El tremendo crimen ocurrió un domingo de enero de 2013. Ese fatídico día, cuando la joven se preparaba para ir a trabajar y esperaba a una niñera para que cuidara a sus hijos, Jonatan Olivera se metió por la ventana de una casa La Lagunita. Allí se encontró con Laura, que, sorprendida por la intrusión, intentó resistirse. Pero no pudo con la fuerza de Olivera, quien la metió en el baño y la golpeó reiteradamente contra las paredes y los sanitarios, provocándole diversos traumatismos que le causaron la muerte. Los gritos de Laura y los ruidos de los forcejeos despertaron a sus dos hijos, R. y M., de 7 y 4 años respectivamente.

Cuando la pequeña salió de la cama para ver que era lo que ocurría, reconoció al agresor: “Ya te vi Joni, te vi que sos vos”. Al verse identificado, Olivera decidió matarla de tres martillazos en la cabeza. Inmediatamente tomó los objetos de valor que encontró en la casa y los envolvió en el mantel de la mesa de la cocina, salió por la puerta que daba al patio y se dio a la fuga trepando por los techos hasta llegar a una zona de terrenos baldíos. Cuando escapaba, Olivera fue reconocido por varios vecinos y por la niñera de los nenes, quienes lo conocía como «el ratero del barrio».

Jonatan Olivera fue condenado a prisión perpetua en noviembre del año pasado, en un fallo firmado por los jueces de primera instancia Marisol Usandizaga, Edgardo Fertitta y María Isabel Más Varela. Hoy, la Cámara Penal confirmó esa resolución, al considerar al imputado autor de homicidio criminis causa en concurso real con el delito de robo.