El Gobierno acordó con las empresas congelar los precios de las naftas y el gasoil por 90 días y, al mismo tiempo, avanzar en un proceso para acercar los valores locales del crudo -mantenidos artificialmente altos por decisión oficial y convenios entre privados- a los internacionales.

Así lo pactaron ayer los representantes de YPF, de Shell y de Pan American Energy en una reunión con el ministro de Energía, Juan José Aranguren. Es probable que la iniciativa repercuta en una baja en el nivel de actividad, por lo que incluye también un entendimiento para intentar mantener la paz social.

Además de congelar durante los próximos tres meses el valor del gasoil y las naftas en el surtidor, habrá una reducción paulatina sobre el precio sostén del barril de crudo, que es la materia prima que los productores les venden a los refinadores, fijado hoy en valores más altos que los internacionales mediante un acuerdo entre las propias as empresas.

Ese sendero prevé una baja de 2 por ciento este mes, de 4 por ciento en el próximo y de 6 por ciento en octubre sobre el valor que hoy tiene el barril, establecido en 54,9 pesos para el tipo Escalante -el pesado, que se extrae del Golfo San Jorge- y en  67 pesos para el Medanito -el de Neuquén-.

Es inevitable que, si no mejoran los precios globales, la decisión repercuta en las operaciones de las compañías. Es la razón por la que Aranguren y las petroleras avanzaron también en un plan para que todos los actores de la industria, incluidas las provincias y los sindicatos, redefinan las pautas por seguir el año próximo. Se proponen, de esta manera, evitar conflictos con los trabajadores. «Sentar las bases para el nivel de actividad y productividad para garantizar la paz social», lo definieron ayer en el sector.