Adolescentes de entre 13 y 16 años son reclutadas por grupos narcos para entrar estupefacientes en boliches y fiestas electrónicas, con el agravante de que también son explotadas sexualmente a cambio de dosis, pases libres y tragos sin costo, denunció una ONG especializada en la temática.

En el mundo del narcotráfico se las conoce como «las niñas», un fenómeno que no para de crecer en Argentina y preocupa a los especialistas, porque los grupos apuntan a menores de entre 13 y 16 años, que son utilizadas también como «mulas» para entrar las sustancias a los predios, eludiendo los controles, con el agravante de que también son explotadas sexualmente a cambio de dosis de las drogas, pases libres en las discotecas y tragos sin costo.

Así lo reveló Claudio Izaguirre, titular de la Asociación Antidrogas de la República Argentina, precisando que «en general, las nenas son reclutadas para entrar las distintas sustancias a los boliches, y a cambio reciben prebendas que son irrisorias para el dinero que mueve el narcotráfico, como zapatillas, tragos gratis, ingreso a la zona VIP del boliche, mientras que resultan abusadas por los adultos, que se aprovechan de su vulnerabilidad, ya que muchas desarrollan problemas graves de adicción».

La justicia federal, en los distintos departamentos judiciales del país, recibe de manera permanente casos con niñas involucradas en expedientes por narcotráfico, en el marco de un flagelo en constante crecimiento, similar al problema que existe en países como Colombia y México, donde las redes que producen y comercializan estupefacientes reclutan niñas para optimizar el «negocio».

«La realidad es que el pago que reciben las niñas, como se las llama dentro del negocio del narcotráfico, se realiza en especies. Resultan el eslabón más barato de las redes narcos», dijo al Diario Popular Izaguirre.

«El gran error es creer que la venta minorista en boliches es algo menos importante para el negocio narco. No. Ahí es donde se recauda y lo que se debe atacar», agregó.

«La tarea que tienen, en general, es pasar la droga hacia adentro de los espacios, no participan tanto en la venta directa, aunque van escalando posiciones y terminan ejerciendo tareas de comercialización directa. Lo cierto es que son muy utilizadas como gancho, para atraer nueva clientela. Son como estrellitas dentro de los boliches o fiestas, con beneficios presuntamente exclusivos», señaló.

De acuerdo a lo expresado por el titular de la Asociación Antidrogas de la República Argentina, «el reclutamiento y la utilización de niñas se hace de esta manera por si hay fuerzas de seguridad realizando operativos o controles, entonces el objetivo es que la mercancía pase desaparecida, y nada mejor que las chicas para transportar las dosis que, inmediatamente, serán puestas en circulación dentro de los locales bailables».

En la causa judicial por el desastre de la fiesta electrónica «Time Warp», en las instalaciones de Costa Salguero, con la muerte de cinco jóvenes por sobredosis de drogas de diseño, varios testigos mencionaron al declarar que apenas ingresaron al predio, se les acercaban «chicas» ofreciendo drogas.

Según el especialista «lo que ganan, cuánto ganan, es muy poquito en relación a la facturación de los narcos. A veces puede ser un celular, un par de zapatillas, la realidad es que no es demasiado lo que se les paga. Pero tienen la chance de pasar gratis, o consumir bebidas sin costo. Son como las estrellas de la noche».

«Un vendedor se puede llevar varios miles de pesos, pero las niñas en principio están para otra cosa. Lo que comienzan realizando en las organizaciones es entrar la mercadería. Ser carnada para nuevos clientes, y luego de un tiempo pueden llegar a vender. Es un problema que tenemos que enfrentar como sociedad», agregó.

«El problema que tienen las chicas reclutadas por el narcotráfico es que los distribuidores se apropian de sus vidas.

Les hacen conocer el movimiento interno de la organización. Y si quieren salirse, seguramente sufrirán represalias, que incluso puede ser la muerte. A los narcos no les cuesta absolutamente nada dar un mensaje escrito con sangre. Matan chicas para que las otras del barrio sepan quién manda».

«Si un grupo quiere salirse, cambiar de organización o trabajar por su cuenta, lo más probable es que pase lo peor. Cada vez hay más expedientes judiciales con nenas victimizadas que previamente habían sido captadas por los narcos», explicó.

«Aquí es necesario decir que la policía y la justicia conocen quienes venden, dónde venden y a quienes usan para vender. El tema de fondo es el permiso social que permite operar con esta impunidad a los grupos mafiosos», concluyó.