Por Belén Corvalán

El mundo experimenta un envejecimiento demográfico sin precedentes. Los veloces avances en materia tecnológica y científica han permitido elevar y mejorar la calidad en la que se vive otorgando una mayor expectativa de vida poblacional. En Argentina las personas mayores de 50 años ya superan el 24% total de la población, mientras que los mayores de 65 superan el 10%. Durante los próximos años, se espera  que entre 2015 y 2050 la proporción de la población mundial con más de 60 años pasará a ser de 900 millones a 2000 millones, lo que significaría un aumento del 12% al 22%.

“Uno de los principales factores es que el Hombre vive más que antes, la longevidad es uno de los problemas. La gente hace tiempo atrás tenía el 50% de la vida que tenemos hoy, se moría entre los 40, 50 años”, explica Mauricio Cervigni, psicólogo, actual director del Laboratorio de Cognición y Emoción (LABce – Facultad de Psicología / UNR) e Investigador del Conicet.

Según puntualiza el psicólogo, la expectativa de vida en Argentina ronda alrededor de los  77, 78 años.  “Hay una inversión en la pirámide, hay menos nacimientos, sobre todo en los países del primer mundo, y la gente vive mucho más. Tiene que ver con que se han mejorado condiciones de vida”.

El crecimiento poblacional de adultos de la tercera edad, trae aparejado una mayor presencia de enfermedades, y una de las que causa mayor preocupación es el Deterioro Cognitivo, que es cuando ciertas condiciones del funcionamiento mental comienzan a perderse (memoria, procesos atencionales, lenguaje, pensamiento, comportamiento social) a tal punto de impedir quehaceres básicos de la vida cotidiana, según especifica el investigador esto puede anticipar una etapa previa a una demencia.

A partir de esta problemática que se presenta, sobre todo en una franja que envuelve a adultos mayores, el Centro de Investigación de Neurociencias de Rosario, en conjunto con la Facultad de Psicología y el Laboratorio de Cognición y Emoción se ha propuesto lanzar una campaña preventiva con el objetivo de alertar y concientizar a la población sobre el Deterioro Cognitivo.

Campaña preventiva: «Cuidar el cerebro para cuidar tu mente»

La campaña se da en el marco de la inauguración del Laboratorio de Cognición y Emoción. “Es la primera actividad que ponemos en marcha de tipo campaña preventiva. Sabíamos que teníamos que trabajar en extensión y transferencia para ver cómo llegamos a la comunidad, sobre todo poblaciones de riesgo”. La iniciativa está destinada a aquellas personas de 50 años de edad en adelante, ya que a medida que avanzan los años, aumentan las probabilidades de encontrar algún indicador de deterioro.

“Hay un deterioro que es leve y otro que es más grave”, según manifiesta Cervigni la iniciativa está dirigida a prevenir el leve, es decir, los estados embrionarios que  podrían desembocar en una demencia. “El fundamento es relentizar o prevenir el periodo de deterioro de la población adulta”.

“La memoria, por ejemplo que es una función vital, va declinando, va menguando con la edad y si aparece alguna anomalía, la idea es alertar a la población de que eso podría estar dando lugar a una enfermedad de este tipo, pero no necesariamente quiere decir que haya una demencia”, explica.

A través de la realización de estudios de screanning  distribuidos en espacios públicos de la ciudad, se permitirá discriminar la población que  está dentro de los estándares normales de respuesta, de aquellos que no. A partir de esto, se alertará al usuario de cuando tiene que tener cuidado, y tomar medidas preventivas, o cuando tiene que hacer una consulta a un profesional.

“Nosotros denominamos a la campaña, cuidar el cerebro para cuidar la mente porque existe una relación entre lo que pensamos, y lo que sentimos, no ya lo intelectual, sino lo afectivo y lo emocional, señala.

El eje de la iniciativa apunta a difundir medidas de prevención, es decir, para aspirar a cambiar patrones de conducta. “Nosotros como psicólogos nos posicionamos del punto de vista ambiental, es decir, cuales son las medidas que podemos tomar para prevenir el deterioro cognitivo y no llegar a una enfermedad”.

¿Cómo cuidar nuestro cerebro?

El ejercicio físico, la alimentación, evitar el estrés y la vida de aislamiento, tomar desafíos intelectuales, y mantener el cerebro entrenado, son algunos de los hábitos de conducta que colaboran y benefician para evitar el deterioro cognitivo. “Un cerebro más activo, es un cerebro más protegido”.

Según explica el investigador, no hay una única causa que genera el desarrollo del deterioro, sino que tiene que ver con múltiples factores. “Siempre lo que es de orden psicológico, y neurológico y cognitivo, nunca hablamos de una causa per se siempre hay una cantidad de variables que están en juego”, explica.

Si bien puede haber componentes de tipo congénito, también hay conductas que pueden perjudicar y acelerar el deterioro del cerebro. “La persona que está muy aislada  y no tiene contacto con la realidad, tiene una mayor propensión al deterioro cognitivo”, uno de los elementos necesarios para mantener protegido el cerebro tiene que ver con la vida social que mantiene el individuo.

Por otro lado, también la alimentación es uno de los factores que incide en este tipo de patologías. “El cerebro sedimenta nutrientes, por ende si uno tiene más o menos nutrientes predispone también a enfermedades de este tipo. También vamos a hacer hincapié en los nutrientes que debería consumir más una persona de determinada edad para proteger el cerebro”.

Asimismo, tanto el ejercicio físico, como tomar desafíos intelectuales. “Vemos que muchas personas buscan atajos, es decir, simplificar las problemáticas habituales que pueden tener en la vida, y otros que buscan salir de los atajos: la curiosidad, tomar desafíos, es decir, pensar de forma distinta para solucionar un problema, esas personas están más blindadas ante una enfermedad de este tipo”.

Una persona más estructurada y menos permeable a los cambios tendrá una mayor tendencia a sufrir este tipo de  alteraciones en las funciones. “El modo de pensar, basado en pensamientos rígidos, la poca capacidad de modificar patrones de conducta, tomar atajos, no buscar desafíos, estar en una posición más cómoda y pasiva, no ayuda a prevenirlo”. Así como también los excesos, sobre todo los que se mantienen en el tiempo. “Las drogas, el alcohol y el tabaco crean un efecto de aceleración comprobados”.

Según señala Cervigni, el abordaje de dicha problemática, destinada al recorte de esa franja etaria específica tiene que ver con que “Es una población poco atendida” de la que el “Estado se olvida”. El especialista enfatiza: “Sobre todo cuando vemos nuestro orden social de tercer mundo. La población adulta está un poco descuidada, es vulnerable. Sumado a que las instituciones tampoco cuentan con la información para mejorar la calidad de vida”, y concluye: “Hay muchos componentes que se podrían modificar para apuntar a mejorar la calidad de vida”.