El 22 de diciembre de 2017 un hombre fue asesinado frente a dos de sus hijos, en la puerta de su casa, mientras estacionaba el auto. No fue un simple homicidio. Roberto Godoy fue acribillado a balazos y fue impactado por, al menos, ocho plomos que le quitaron la vida. Cuando el violento ataque ocurrió, su esposa denunció que lo habían matado porque el hombre no quería seguir vendiendo droga para gente de barrio La Cerámica. Este jueves, esa misma mujer se encontraba en la zona de la Terminal de Ómnibus cuando vio a uno de los supuestos asesinos de su marido. Fue ella quien llamó a la policía para que lo detuvieran.

La detención se produjo en Santa Fe y Cafferata. Los efectivos policiales llegaron al lugar y la mujer señaló al sospechoso que se encontraba junto a una joven. Ambos fueron identificados a través del sistema Condor, que reveló que, efectivamente, el joven de 18 años tenía pedido de captura por homicidio en tanto que su acompañante se encontraba requerida por la Policía Federal.

Tres días antes de Navidad, Roberto Godoy se encontraba a punto de ingresar el auto en su cochera, junto a dos de sus ocho hijos. Mientras uno de ellos abría el portón del garage, apareció un Chevrolet Corsa color gris con cuatro ocupantes. Uno de ellos bajó la ventanilla y abrió fuego. Godoy recibió los disparos en piernas y abodmen y llegó muerto al Hospital Alberdi.

Al día siguiente, su viuda confesó ante las cámaras que vendían droga para una mujer, de nombre Graciela, de barrio La Cerámica, y que hacía varios meses que habían decidido abrirse y dejar de hacerlo. Desde ese momento comenzaron a recibir amenaza e intimidaciones de todo tipo, hasta que llegó el fatal desenlace.