Zygmunt Bauman, el sociólogo polaco recientemente fallecido, ha dejado para el mundo innumerables pensamientos y afirmaciones sobre el modo de vivir de la humanidad en los últimos tiempos, especialmente sobre el desmedido afán consumista.

En esa línea de pensamiento, fue muy contundente cuando afirmaba que “nos han hecho esclavos del consumismo, las tiendas, las grandes superficies. La búsqueda de la felicidad equivale a ir de compras”, sentenciaba el sociólogo.

Bauman, quien definió metafóricamente a la sociedad posindutrial como “modernidad líquida”, decía que no habitamos una sociedad posmoderna, sino una instancia particular de la misma modernidad que presidió la mayor de las catástrofes humanas.

“El mundo líquido –sostenía- es la máxima expresión de la modernidad enamorada del cambio y la emoción permanente. También –agregaba- es el mundo de lo impredecible y, por ende, del miedo”.

También hacía referencia al uso de las redes sociales “en medio de la soledad, de sentirse abandonados, que son los grandes temores de estos tiempos de individualización. Muchos usan las redes sociales –afirmaba- no para unir ni ampliar sus horizontes, sino por el contrario para encerrarse en lo que yo llamo zonas de confort, donde el único sonido que oyen es el eco de su voz”.

¿Hacia dónde va el mundo?

Pocos días antes de morir, Bauman dio una entrevista al diario español La Vanguardia, en la cual una de las preguntas fue ¿hacia dónde gira el mundo, desde el Brexit y Trump, en medio de los tiempos turbulentos que se viven en la actualidad?

“Ahora es cuando estamos pagando el precio por los treinta o cuarenta años de atracón, de juerga otorgados por una serie de obsesiones demoníacas interconectadas, como vivir a crédito, la orgía consumista, la creciente brecha entre los ganadores y los derrotados, la nacionalización de las ganancias y la individualización de las pérdidas, el encogimiento de los rangos de los ganadores frente a la multiplicación de los perdedores y una globalización para los ricos que va aparejada con atar a los pobres al suelo”, fue la contestación de Bauman a la primera requisitoria del periodista Justo Barranco.

Al momento de la entrevista, el sociólogo acababa de publicar “Extraños llamando a la puerta”, un libro sobre el impacto en la sociedad occidental de las actuales oleadas migratorias y sobre cómo la emigración es utilizada por muchos gobiernos para mostrar que son capaces de hacer algo, ya que, resalta, son incapaces de hacer las vidas de un cada vez mayor número de sus ciudadanos vivibles en unas sociedades en las que crece el precariado sometido a una enorme inseguridad existencial debido a la desregulación de los mercados y la flexibilización de las leyes laborales.
Acerca de si los resultados electorales sugieren que la globalización ha fracasado, Bauman fue muy contundente:

“¿Qué quiere decir con fracaso de la globalización? Uno necesita hacer promesas primero para incumplirlas después. Pero lo que ponemos bajo el nombre de globalización es en su mayoría un proceso espontáneo, incontrolado y sin diseño, sin coordinación por parte de ninguna autoridad global reconocida. Tiene más similitudes con la evolución de las especies que con un propósito humano. La globalización económica, y también la criminal y la terrorista, son ya un hecho de la realidad, mientras que la globalización política sinceramente no ha comenzado aún”.

¿Por qué son las migraciones y no la precarización de la vida y la sensación de inseguridad existencial lo que encabeza las agendas en el mundo occidental?

“Los dos problemas que menciona son compatibles y no excluyentes e intento dedicar todo el esfuerzo del que soy capaz a darles atención a ambos. Pero como regla general los gobiernos se desviven en focalizar sus políticas y las mentes de sus electores en lo que dé beneficios políticos de esos problemas. E igual que el diablo escapa corriendo del agua bendita, mantienen lo no aprovechable o rotundamente explosivo lejos de la conciencia pública. Políticamente provechosos tienden a ser problemas abiertos a ser conectados y enlazados en un bucle de causa y efecto con las aprehensiones existentes ya y con las preocupaciones de un sector significativo del electorado y permitir realizar una transfusión por lo menos de algunas de las emociones de las que rebosan. El manejo político de ambas cuestiones es en ese sentido potencialmente aprovechable políticamente. Pero otra demanda, la de posibilitar una abundancia de fotografías de gobiernos en acción, pruebas tangibles de que los que están arriba no están sentados perezosamente, sino flexionando sus músculos, permite a las migraciones batir a la precarización, sobre la que los gobiernos pueden hacer poco e incluso están menos decididos a evitarla, sin lugar a dudas”.

Izquierda radical o extrema derecha

Bauman fue consultado también sobre las razones de ¿por qué en el sur de Europa han aparecido partidos de izquierda radical en vez de organizaciones de extrema derecha?

“En breve, podemos decir que la gente hace historia mientras es hecha por la historia. Así sucedió que mientras en el sur la izquierda ha tratado de mantenerse fiel a su agenda de igualdad y justicia, en el Norte, con la excepción de Escandinavia, la abandonó y la arrojó a la calle para cualquiera que quisiera tomarla. Lo hizo la derecha, saltando al ver la oportunidad”.
Más adelante en la entrevista, le fue requerida la opinión acerca de la respuesta europea a la llamada crisis de los refugiados.

“En líneas generales –dijo- es suicida a largo plazo. Los que la promueven, se están disparando a su propio pie, y, de paso, en el pie de todo el resto de nosotros en Occidente. Sólo un diálogo con buena voluntad, con el fin de un entendimiento mutuo puede, de nuevo a largo plazo, porque requiere tiempo hacer desaparecer los prejuicios enquistados y las supersticiones, resolver el conflicto de visiones globales”.

Predicciones sobre Trump

En “Extraños llamando a la puerta”, libro escrito antes de la victoria de Donald Trump, habla en numerosas ocasiones de él y, curiosamente, ahora mismo las referencias se leen como si hablara ya del nuevo presidente y no de un candidato algo extemporáneo. Después de todo, entre otras observaciones, apunta que Trump es el candidato perfecto de la era viral, con las emociones fuera de control, compartiendo lo que viene del inconsciente, odio, miedo a los otros, ira.

En su libro, dice que Trump“es una consecuencia del precariado, de la ansiedad que sufre la clase media y, también, de la necesidad que algunos tienen de hombres fuertes debido a la falta de poder de la política actual.Son factores que explican el fenómeno, pero hay todavía un factor más que contribuyó considerablemente a la victoria de Donald Trump: él percibió de manera muy inteligente el espíritu de los tiempos, que sus competidores fracasaron en comprender, y hábilmente se presentó como un outsider de la élite política, luchando contra el establishment como un todo, y no sólo contra una u otra de sus divisiones partidistas. Eso es exactamente lo que la gran mayoría del precariado y de las antiguas clases trabajadoras querían oír, habiendo sido durante muchos años ignoradas, traicionadas, desposeídas y frustradas por un partido en el poder tras otro”.