LUNES, 09 DE DIC

El presidente del Episcopado planteó la necesidad de atender la pobreza

"Muchas veces vemos los problemas a través de estadísticas y de números, no a través de las realidades concretas de las personas", afirmó monseñor Oscar Ojea.

El presidente del Episcopado, monseñor Oscar Ojea, planteó la necesidad de visibilizar el problema la pobreza en el país y mirar con otros ojos la realidad de los pobres, al rechazar sólo la mirada de «las estadísticas y los números».

«Muchas veces vemos los problemas a través de estadísticas y de números, no a través de las realidades concretas de las personas», afirmó el prelado en una entrevista publicada hoy en el diario La Nación.

Para Ojea, obispo de San Isidro, Argentina sufre «una deuda social enorme», y hay «muchísimos argentinos con buena voluntad que desean verdaderamente erradicar la pobreza».

«Tenemos que encolumnarnos en un nuevo modo de mirar esta realidad y entender las necesidades concretas de la gente. Muchas veces pensamos que los demás se tienen que adaptar a nuestro modo de ser y de pensar y esto es un poco peligroso», dijo.

Ojea, de estrecha relación con el Papa, dijo que hay que saber esperar su visita a la Argentina, al explicar que la agenda de Francisco «es intensa y está sumamente recargada»,

Dijo que «él sabe que todos deseamos que venga, pero él determinará el tiempo y la oportunidad de concretar la visita» y agregó: «No podemos hacer nosotros su agenda».

Según el titular de la Conferencia Episcopal Argentina (CEA), el país cuenta con las condiciones para crear empleo, que dijo es la forma de comenzar a resolver la pobreza y, en este sentido, reclamó «una justa distribución» de la riqueza.

«Hay capacidad objetiva en el país para ponerse de pie y alcanzar una política que a través de una justa distribución pueda comenzar a paliar el tema de la pobreza», detalló.

Sobre la Jornada Mundial de los Pobres, Ojea adujo que «el Papa quiere instalar un día para que la gente tome conciencia de esta realidad».

«Es un llamado a combatir la pobreza, mirarla más de frente y poder aprender a convivir con lo diverso», explicó, y agregó que la idea es poder superar «el miedo y la desconfianza» y «sentarse a una mesa», aún con quienes no se tiene «afinidad».

«A nosotros nos cuesta muchísimo sentarnos a una mesa con quienes no tenemos afinidad. Tal vez por miedo y desconfianza, armamos murallas, defensas para quedarnos tranquilos con aquello con que nos entendemos bien», completó.

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