Por Jennifer Hartkopf

El rosarino Juan Pablo Sarjanovich, de 40 años, se dedica al montañismo desde que terminó el colegio secundario. “Fue durante esos años cuando tuve mi primer encuentro con la montaña y desde ahí quedé atrapado”, cuenta en diálogo con Conclusión tras haber alcanzado un nuevo sueño y haber estado, una vez más ‘entre las nubes’.

Es que el pasado 1° de octubre, hizo cumbre en la octava montaña más alta del mundo, la legendaria Manaslu de 8.153 metros de altura, ubicada en la Cordillera del Himalaya, en la zona centrooccidental de Nepal; convirtiéndose así, en el tercer argentino en lograr esta hazaña.

“Me cae la ficha ahora que lo vivo, que lo comparto, ahora que lo puedo contar. Me siento lleno, muy contento y poco a poco, voy reviviendo todo lo que fue ese momento”, confiesa el andinista y agrega: “La verdad es que cuando estas arriba en la cima es bravo, estás muy metido, muy concentrado, muy preocupado, muy atento a todo lo que puede pasar sumado a la falta de oxígeno, entonces no podes detenerte y los sentimientos empiezan a aparecer después”.

Este fue el segundo intento de Juan Pablo Sarjanovich de llegar al punto más alto de esta cumbre, ya que el año pasado por cuestiones climáticas debió desistir y postergar el ansiado ascenso para este 2016.

“Tengo una cabeza que vengo fortaleciendo hace 20 años y te puedo asegurar que tengo experiencias de caídas cada dos por tres”, revela y recuerda lo sentido el año pasado al no poder cumplir el objetivo de cumbre en Manaslu: “Fue durísimo haber bajado sin la cumbre de esa montaña y tener que volver a entrenar”.

En esta oportunidad, fueron cinco los argentinos que llegaron a la cumbre del Manaslu, dejando así, dos de los llamados ochomiles que restan conquistar para alpinistas argentinos. En los Himalayas hay 14 cerros de más de 8 mil metros, desde ahora dos de ellos nunca subidos por argentinos: el Annapurna (8.091 m, 10° más alto del mundo), con sólo algunos intentos nacionales; y el Kanchenjunga (8.586 m, 3° detrás de Everest y K2) sin intentos de nuestro país y próximo desafío de Sarjanovich.

“Lo voy a definir bien después de las vacaciones que me tome en diciembre, pero la idea para el año que viene es hacer el Kanchenjunga, la tercer montaña más alta del mundo. Voy a hacer el intento, siendo la primera expedición argentina”, cuenta entusiasmado.

Mientras tanto, y antes de pensar en una nueva expedición, a fin de año Sarjanovich participará de la carrera de montaña en Villa Yacanto de Calamuchita (Córdoba).

De miedos y dificultades

Con el título de tercer andinista argentino en pisar la cima del Manaslu, Sarjanovich revela sus temores y algunos de los pensamientos que lo acompañan durante las distintas expediciones.

La falta de oxígeno así como los grados bajo cero que envuelven a la gran pendiente, representan la mayor incomodidad para el rosarino. “Llegué a tomar 21 grados bajo cero adentro de la carpa y arriba cerca del amanecer habrá sido de 30 grados bajo cero”.

En este ascenso, a diferencia del primero, decidió recurrir a la ayuda de oxígeno. “El año pasado iba dispuesto a no usarlo y no tuve la posibilidad de hacer el intento de cumbre, nos bajamos un poco antes por cuestiones climáticas pero este año dije voy con oxígeno y de última me doy la posibilidad de hacer una experiencia más adelante sin oxígeno. Y la verdad me resultó más fácil y cómoda. Nosotros dormimos en el último campamento con una pequeña cuota de oxígeno y la diferencia fue abismal, ya que en las últimas noches más abajo no había dormido. Nos despertamos a las 3 de la mañana para hacer cumbre y dormí muy bien porque el oxígeno hace la diferencia”.

Luego profundiza y reflexiona: “El miedo a morir está latente siempre. Tengo muchos recuerdos de miedos fuertes. El miedo es un radar al que le presto mucha atención y cuando siento miedo, me cuido más porque sé que hay algún peligro latente”.

Del deporte y sus valores

montana“El deporte es un estilo de vida, te da conducta, te mantiene sano, te aleja de los vicios, te da amistades súper positivas y la solidaridad y el compañerismo, se hacen muy presentes en el montañismo”, manifiesta para luego describir una anécdota de su última experiencia: “Estuve muy contento con los cinco argentinos que fuimos porque ninguno se sacó los pelos por ver quién llegaba primero, sino que primó por parte de todos la solidaridad, la falta de egoísmo. Esas cosas son las que me llenan y son dignas de ser divulgadas”.

 

 

De la concientización y las buenas causas

donacionAlcanzar la cumbre no fue lo único extraordinario y motivador que ha hecho Sarjanovich. Al mismo tiempo, el andinista rosarino quiso que al tocar la cima su bandera argentina ofreciera un mensaje a favor de la donación de órganos en relación a la campaña que llevan adelante los padres de Antonella Trivisonno, una niña que murió en un accidente de tránsito cuando tenía seis años. donante

Así, la consigna “Donar órganos es donar vida” se agitó en lo alto y quedó plasmada para leerse alrededor del mundo. “Difundir el mensaje es una linda manera de ayudar, es una forma de hacer algo”, expresa a Conclusión.

De sentimientos y recomendaciones

“La montaña es paz interior, sin duda. Salir a caminar por la montaña es algo glorioso, uno se conoce, conoce a los demás y vive cosas que acá en el día a día no alcanza a ver, a apreciar. Es un camino interior, un recorrido propio”, manifiesta y por eso aconseja: “Salgan a la montaña, salgan a caminar, a llenarse de todos los senderos de treking del país, salgan en familia, es realmente enriquecedor”.

“Hagan montaña, no importa la forma, importa el modo. Lo importante es animarse”, alienta a la gente, el rosarino que pasa entre el 60% y 70% de su tiempo entre las montañas.