Por Alejandro Maidana

«El fútbol no solo se ve. Se juega, grita, llora, se vive y sobre todo se siente. Soy mujer y con orgullo digo: amo el fútbol».

Todo se inició hace 4 años en el club San Cayetano. Con la presencia de sólo 6 equipos se pudo conformar un torneo corto para comenzar a darle rienda suelta a la pasión por patear una pelota.

La realidad se modificó ostensiblemente en un plazo muy corto, hoy casi 300 mujeres reunidas en 18 grupos le dan vida a una competencia que reparte más de 320 trofeos y las respectivas copas para las campeonas.

En diálogo con Conclusión, Eduardo “Toti” Moreyra, director técnico de Orgullo Rosarino A y B, detalló en profundidad el trabajo que realizan.

—¿Cómo surgió la idea de organizar un equipo femenino de fútbol?

—Comienza con la necesidad de mi hija de integrar un equipo. Primeramente la acerqué a un lugar en donde permaneció poco tiempo debido a que no me gustaba la forma que tenían de manejarse. Movilizado por su amor al fútbol, decidí yo mismo conformar un plantel para hacerlo participar de este torneo.

—No fue una tarea sencilla…

—En absoluto, pero debo decir que tuve la suerte de contar con una familia muy futbolera y gracias a ella se pudo conformar Orgullo Rosarino. Mi señora, mi hija, mis cuñadas, primas y sobrinas se sumaron para darle forma a esto tan maravilloso.

—Los comienzos suelen ser complicados. ¿Con qué te encontraste a la hora de prepararlas técnica y tácticamente?

—Fue un desafío maravilloso. Muchas de las chicas que se acercaron para conformar el equipo no sabían parar una pelota, dar un pase, y menos aún posicionarse en la cancha. El trabajo con mujeres no es una tarea sencilla, tienen sus tiempos, pero este equipo siempre tuvo en claro lo que quería y a la vista los resultados. Lo que soñamos en el 2015, hoy pudimos consolidarlo a base de humildad, solidaridad y trabajo.

—¿Recordás alguna anécdota?

—Muchas. Pero existe una que más que anécdota fue una situación que les sirvió a las chicas para crecer y aprender de la misma. Nos tocó jugar un partido contra Tiro Federal, un equipo duro que contaba en sus filas con jugadoras que tenían pasado en la selección nacional. De no estar equivocado terminamos perdiendo 8 a 0 y siendo burlados en cada gol por el equipo rival, se mofaban literalmente de cómo se desplazaban en el terreno de juego nuestras chicas.  A partir de ahí hubo un click, derrotas, empates, hasta lograr ese equilibrio por el cual tanto luchamos.

Orgullo Rosarino es solo uno de los tantos equipos femeninos de fútbol que despunta la pasión por este maravilloso deporte. Puente Gallegos, Barrio Alvear, Bella Vista, La Boca, Barrio Moderno, Belgrano, Triángulo, Casiano Casas, La Sexta, Tablada, La Lagunita y Barrio Godoy son algunas de las barriadas representadas por aquellas mujeres que se le animaron a los botines, dejando por un momento los tacos de lado.