La inseguridad aparece desde el año 2010 como la mayor preocupación de la población urbana de 18 años y más. Así lo reveló el informe Victimización e Inseguridad Subjetiva en la Población Urbana de la Argentina (2010-2015) elaborado por el Observatorio de la Deuda Social Argentina de la Universidad Católica Argentina (UCA).

Con Agustín Salvia como director de Investigación y Juan Cruz Hermida, coordinador del estudio, las autoras del informe fueron Marcela Muratori, becaria Post-doctoral Conicet (UBA) y Solange Rodríguez Espínola, investigadora del Observatorio de la UCA.

Según los resultados del trabajo EDSA- Bicentenario (2010-2016), si bien se registra una caída de casi 10 por ciento respecto al 2014, la inseguridad aparece desde el año 2010 como la mayor preocupación de la población urbana de 18 años y más.

«Esta caída puede deberse a que en el 2015 la pobreza y desigualdad social, la corrupción y el narcotráfico adquirieron mayor relevancia social», evaluaron las investigadoras.

Explicaron que «si bien se observa un constante crecimiento de la delincuencia entre los años 2010 y 2014, el porcentaje disminuye un 3,4 por ciento entre 2014 y 2015, siendo que un 27,7 por ciento de las personas o algún miembro de su familia ha sido víctima de algún hecho de delincuencia o violencia en 2015, en comparación al 31,1 por ciento del año 2014».

A lo largo del período 2010-2015, la inseguridad subjetiva se ha mantenido en niveles elevados, superando el 80 por ciento en todos los años, es decir que 8 de cada 10 personas se siente inseguro.

Si bien se evidencia una pequeña caída del 0,7 por ciento en relación al 2014, el 87,3 por ciento de las personas se sienten inseguras en su casa, barrio o vía pública y consideran una alta probabilidad de convertirse en víctimas de un delito.

«El aumento del delito entre 2010 y 2015 tuvo como principal afectado a las personas que residen en el resto urbano del interior, mientras que las personas con nivel socio-residencial medio alto y que residen en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires registraron la mayor caída de hechos delictivos», de acuerdo con el reporte.

Se observa también un alto porcentaje de personas de 18 a 34 años de edad que han sido víctimas de algún delito, el 33 por ciento.

Respecto a la inseguridad subjetiva, al contrastar los datos en el período 2010-2015, aparece un incremento en todos los factores de análisis.

El mayor aumento se registró dentro de la clase socio-económica baja, seguido de las villas y asentamientos y el secundario completo.

Los datos evidencian que las personas de los sectores más bajos son quienes presentan una mayor incidencia de la percepción de inseguridad.

Por último, los resultados dan cuenta de los efectos que tienen tanto la inseguridad objetiva como la subjetiva en el bienestar y salud mental de las personas.

No sólo las personas que han sido víctimas de algún delito como también las personas que se sienten más inseguras en el entorno presentan un mayor malestar psicológico y se sienten nada o poco felices.

A su vez, si bien aquéllos que han sido víctimas de algún delito (sobre todo en el estrato medio bajo) presentan un menor déficit de estrategias de afrontamiento negativo, existe un predominio de conductas «evitativas» en quienes se sienten más inseguros en su entorno.