Por Luis Alberto Mansilla*

Un pequeño asteroide descubierto recientemente formado fuera del Sistema Solar y procedente de las inmediaciones de la estrella Vega de la Lira puede pasar cerca de la Tierra. Si esto es así, sería el primer “objeto interestelar” que haya sido observado y confirmado por los astrónomos.

Este diagrama de nuestro Sistema Solar muestra la extraña trayectoria de A/2017 U1 (línea a trazos) cruzando el plano de los planetas (elíptica) y regresando hacia arriba de nuevo. En el círculo se muestra con detalle la trayectoria por el Sistema Solar interior. Crédito: Brooks Bays / SOEST Publication Services / UH Institute for Astronomy.

Un pequeño asteroide descubierto recientemente – o quizás un cometa – objeto pequeño formado fuera del Sistema Solar y procedente de las inmediaciones de la estrella Vega de la Lira. Si esto es así, sería el primer “objeto interestelar” que haya sido observado y confirmado por los astrónomos.

Este objeto poco usual, llamado primero C/2017 U1 por su aspecto cometario y luego A/2017 U1 (como asteroide), tiene menos de 400 metros de diámetro y se desplaza a una velocidad notable, unos 26 kilómetros por segundo. Fue descubierto el pasado 19 de octubre por el telescopio Pan-STARRS 1 de la Universidad de Hawái. Rob Weryk (IfA) se dio cuenta inmediatamente de que era un objeto inusual: “Su movimiento no podría ser explicado ni como el de un asteroide normal del Sistema Solar ni como la órbita de un cometa”.

El objeto se aproximó a nuestro Sistema Solar casi directamente desde arriba de la elíptica, el plano donde se ubican los planetas y la mayor parte de los asteroides que giran alrededor del Sol, así que no tuvo encuentros de importancia con ninguno de los ocho planetas mientras se acercaba al Sol.

El 2 de septiembre el pequeño cuerpo cruzó la elíptica por dentro de la órbita de Mercurio, llegando a su máximo acercamiento al Sol el 9 de septiembre. Atraído por la gravedad del Sol, el objeto giró dibujando una horquilla y pasó por debajo de la órbita de la Tierra el 14 de octubre a una distancia de 24 millones de kilómetros (unas 60 veces la distancia a la Luna). Ahora se vuelve a encontrar por encima del plano de los planetas y, viajando a 44 kilómetros por segundo respecto del Sol, se desplaza en dirección a la constelación de Pegaso.

“Durante mucho tiempo hemos sospechado que estos objetos tenían que existir, porque durante el proceso de la formación de los planetas mucho material debería de ser expulsado de los sistemas planetarios. Lo que es más sorprendente es que no hayamos visto nunca pasar estos objetos interestelares antes”, comenta Karen Meech (IfA).

* Presidente de la Liga Iberoamericana de Astronomía