El ministro del Interior de Alemania, Thomas de Maiziere, volvió a advertir hoy que las fuerzas de seguridad no tolerarán el menor intento de alterar la cumbre del G20, sea en forma de manifestaciones violentas o actos de sabotaje contra la reunión de los próximos días 7 y 8 en Hamburgo.

De Maiziere hizo estas declaraciones tras recorrer el centro de convenciones hamburgués donde se realizará la cumbre y revisar los dispositivos de seguridad preparados para el evento, en el que se desplegarán unos 22.000 efectivos policiales y 28 helicópteros.

El ministro recordó que, de acuerdo a los datos de los servicios secretos, en las movilizaciones podrían concentrarse hasta 8.000 manifestantes violentos, pero se mostró convencido de que el plan policial diseñado para el acto podrá contenerlos.

El ministro de Interior, de la Unión Cristianodemócrata (CDU) que preside Merkel, repitió las palabras empleadas dos días atrás por su colega de Justicia, el socialdemócrata Heiko Maas, al asegurar que «la crítica es bienvenida y está permitida, pero la violencia no».

En los días precedentes a la cumbre y hasta el próximo domingo hay convocadas en Hamburgo más de veinte manifestaciones y concentraciones de distinta índole, organizadas mayoritariamente por grupos izquierdistas o antiglobalización, pero también por colectivos radicales.

La que más preocupa a las fuerzas de seguridad es la denominada «Welcome to hell» (Bienvenidos al infierno en inglés), convocada por la llamada «Rote Flora» (Flora roja), un grupo anticapitalista surgido en torno a una casa ocupada del mismo nombre, a escasa distancia del lugar donde discurrirán las sesiones.

Al margen de esa manifestación, convocada para el jueves, el grupo pretende bloquear los accesos a la cumbre a delegaciones y demás asistentes a la cita, ante lo que las fuerzas de seguridad actuarán «con contundencia», recalcó De Maiziere.

Otra fuente de preocupación es la denominada «acampada anticapitalista», que se estimaba podía concentrar a unas 40.000 personas, dispuestas a quedarse en el centro de Hamburgo hasta el domingo para participar en distintos actos de protesta.

Las autoridades locales la prohibieron primero, pero tras recurrir sus organizadores a varias instancias judiciales lograron que se autorizara, aunque solo como lugar de concentración diurno, sin que puedan pasar allí la noche.

A última hora del domingo se registraron los primeros incidentes cuando la policía comenzó a retirar las carpas que había en el campamento, así como las instalaciones sanitarias provisionales que se instalaron en el lugar.

Los manifestantes reaccionaron lanzando globos llenos de pintura a los agentes, que utilizaron gases lacrimógenos.

«La posibilidad de que pasaran ahí la noche aumentaba los riesgos», apuntó De Maiziere, quien recordó que, además del desafío de seguridad implícito a una cumbre de las dimensiones del G20, rige la alarma generalizada antiterrorista vigente en toda Alemania.

El ministro aseguró que no hay «indicios de una amenaza terrorista concreta» sobre la reunión de los líderes del G20, aunque insistió en la necesidad de «reforzar al máximo la protección» ante esa cita.