Al ministro de Finanzas portugués, Mario Centeno, le llaman «el Cristiano Ronaldo» de la burocracia económica europea.

Y no es para menos. La milagrosa recuperación económica de Portugal en los últimos dos años es un caso tan raro como esperanzador.

Observadores de todo el mundo están siguiendo con mucha atención la manera como este país llegó al borde del abismo de una catástrofe económica y se recuperó. Especialmente, notan que lo hizo con una receta de rechazo a la austeridad, que deja en entredicho muchos de los dogmas económicos tradicionales.

Hoy Portugal es encabezado por un gobierno minoritario socialista, que sobrevive en una coalición parlamentaria con la extrema izquierda, incluyendo a los comunistas.

El resultado ha sido una política económica que rechazó la austeridad, pero de todos modos se ganó los aplausos del Fondo Monetario Internacional.

Encomiable

Apenas el pasado 30 de junio, el Fondo Monetario Internacional (FMI) aseguraba sobre Portugal que había conseguido «progreso encomiable en afrontar los riesgos de corto plazo» que se cernían sobre la economía.

¿Milagro económico portugués?

3%

Crecimiento esperado para 2017

  • 10% Aumento anual de exportaciones a UE
  • 20% Aumento anual de exportaciones fuera de la UE
  • 9,4% Tasa de desempleo
AFP

Y progreso encomiable es una buena manera de describirlo.

En 2011, Portugal estaba al borde de la ruina. Había tenido que pedir un rescate de 78.000 millones de euros (US$91.000 millones al cambio actual) a la «troika» del FMI, la Comisión Europea y el Banco Central Europeo.

Al igual que pasó con Grecia, la «troika» impuso durísimas condiciones de austeridad fiscal, que un gobierno conservador en Portugal intentó hacer cumplir.

Miles de empleados fueron despedidos. Se recortaron los salarios. Incluso muchos días festivos fueron cancelados por un gobierno que intentaba evitar la quiebra nacional.

El desempleo llegó a un calamitoso 16% en 2013.

Gobierno inusual

En ese contexto, las elecciones de 2015 parecían presagiar más problemas para Portugal.

El electorado rechazó la austeridad y puso en el poder a una coalición de socialistas con comunistas y otros partidos de extrema izquierda.

«Era una novedad política en Portugal», le asegura a BBC Mundo André Freire, académico del Centro de Investigación y Estudios Sociológicos del Instituto Universitario de Lisboa.

«Las políticas que implementó el gobierno de Antonio Costa iban en contra del recetario tradicional. Se revirtieron los recortes salariales del anterior gobierno. No es que se aumentaran los salarios. Simplemente se recuperaron de los recortes que habían sufrido durante la época de la troika», recuerda Freire a BBC Mundo.

También se restauró una jornada laboral de 35 horas semanales para empleados públicos, se recuperaron las pensiones y se aumentó el salario mínimo.

Lo novedoso es que estos programas sociales se hicieron «de una manera fiscalmente responsable«, le dice Freire a BBC Mundo.

Se combinaron con otros recortes en el gasto estatal que le permitieron a Portugal mantener los objetivos de reducción del déficit.

Bonanza

En 2017 el gobierno de Costa tiene razones amplias para celebrar.

El crecimiento anual se acerca al 3% y, por primera vez en una década, el desempleo cayóa menos del 10%. Las exportaciones y los ingresos por turismo han aumentado vertiginosamente.

Tal vez la alabanza más inesperada llegó de parte del inflexible ministro alemán de Hacienda Wolfgang Schauble, el guardián más ortodoxo de la austeridad en Europa, quien tuvo que reconocer el mérito de los portugueses, llamando a Mario Centeno «el Cristiano Ronaldo de los ministros de Finanzas europeos«.

Replicable hasta cierto punto

Las dos preguntas obvias que muchos se hacen sobre el milagro económico portugués son: ¿durará mucho tiempo más? Y también: ¿puede ser replicado en otros países?

La respuesta no está clara en ninguno de los dos casos.

En cuanto a su sostenibilidad, muchos se preguntan cuánto durará esa inesperada armonía entre un gobierno de tecnócratas, y la coalición parlamentaria de ultraizquierdistas que los mantiene en el poder, lo que ha llevado a este gobierno de izquierda «responsable», como lo define Freire.

En cuarenta años de vida democrática de Portugal, es la primera vez que funciona una alianza semejante entre la izquierda moderada y la izquierda radical para formar un gobierno nacional, que surgió como reacción a las medidas extremas de austeridad que quiso imponer la derecha», le advierte a BBC Mundo.

La deuda nacional sigue siendo muy elevada: alcanza el 130% del Producto Interno Bruto.

«Las tendencias recientes son buenas. Pero los problemas existen, sin duda», reconoce el experto.

Y, ¿funcionaría la receta en otras partes? El exitoso rechazo a la austeridad en Portugal contrasta especialmente con la brutal experiencia que sigue teniendo Grecia en ese sentido. ¿Deberían seguir el modelo portugués?

André Freire es cauteloso a la hora de establecer esos paralelos. «La situación griega era más grave que la portuguesa para empezar. El déficit fiscal era mucho más alto. Los griegos también llevaban tiempo haciendo trampa con la contabilidad. Había un problema de confianza», le dice a BBC Mundo.

Celebrando

No obstante, dirán otros, la experiencia portuguesa es una muestra que la austeridad a cualquier costo no es el único camino válido para salir de las crisis fiscales.

Y cuando el mismo FMI está aplaudiendo los resultados de la estrategia portuguesa de mejorar las condiciones salariales de la gente para hacer que despegue el crecimiento y así se reduzca el déficit fiscal, parece evidente que el dogma está cambiando.

Los portugueses siempre han dicho que el sentimiento que los define como nación es el de la melancolía, la llamada «saudade» que los llena de tristeza por algo que perdieron. Tal vez no estén muy acostumbrados a las celebraciones nacionales.

Pero lo que sienten hoy es más parecido a una euforia que muy pocos habrían vaticinado hace apenas un par de años, pero que ahora los ha convertido en tal vez la muestra más promisoria de una recuperación económica europea.