La empresa NanoFlowcell presentó, en el salón del automóvil de Ginebra, tres vehículos eléctricos diferentes y revolucionarios. La diferencia con el resto de vehículos similares del mercado, es que sus baterías de flujo no necesitan recarga de la red eléctrica. Estas baterías se alimentan a partir de dos depósitos que incorpora el vehículo los cuales se llenan con un combustible líquido formado por agua salada y un electrolito.

Uno de los moldelos, el Quantino, ya está homologado para circular en Europa y tiene una autonomía de más de 1.000 kilómetros. Al igual que los vehículos impulsados por hidrógeno, la emisión de gases de estos vehículos es vapor de agua.

Detalles tecnológicos

La tecnología nanoFlowcell consigue, según la compañía, una densidad energética de unos 600 W/Kg o litro y una eficiencia de más del 80%. Su especial característica le confiere grandes posibilidades con el uso del combustible alternativo (líquido iónico) para su propulsión (se puede utilizar y rellenar el depósito igual que la gasolina).

Las baterías de flujo redox se basan en un medio de almacenamiento electroquímico líquido. El principio de la batería de flujo redox fue patentado en 1976 por la NASA. Su objetivo era desarrollar los sistemas de almacenamiento de energía para sus viajes espaciales. Este sistema se ha visto como altamente prometedor para uso futuro como una manera extremadamente simple y eficaz de almacenar energía eléctrica. Mediante esta tecnología, el vehículo produce su propia electricidad gracias a un acumulador electroquímico, la misma fuente eléctrica que utilizan la NASA en sus laboratorios espaciales, la propia naturaleza y los organismos vivos para generar energía.