Lucas Llach siguió los pasos de Federico Sturzenegger y anunció su renuncia a la vicepresidencia del Banco Central, donde será reemplazado por Gustavo Cañonero, un ex compañero de Luis Caputo en el Deutsche Bank cuya designación fue muy bien recibida por el mercado pero no está exenta de polémica.

Economista recibido en la UBA y con un doctorado en el prestigioso Massachusetts Institute of Technology (MTI), Cañonero tiene una extensa trayectoria en el sector privado, aunque también tuvo un paso por el FMI. Su mayor experiencia la tuvo en el Deutsche Bank, donde trabajó con Caputo entre 1998 y 2003. En esa entidad, donde estuvo hasta 2016 fue responsable de mercados emergentes y economista jefe para América Latina.

Actualmente, Cañonero es director y maneja el SBS Group. Allí radica la polémica. Es que esa firma actúa como partner en Argentina del megafondo de inversiones Templeton.

Templeton fue uno de los fondos que de la mano de Caputo intervino para calmar al mercado en el «supermartes» de mayo. El fondo asociado a Cañonero fue el principal comprador de los bonos BOTE, como reveló LPO en exclusiva. En el mercado se especula con que compró unos 2.200 millones de dólares de los 3 mil millones que vendió ese día el Tesoro.

Durante esos días de plena turbulencia económica, Cañonero publicó un sugestivo artículo en el que salió a despegar al FMI de la devaluación en curso y luego brindó entrevistas tratando de aportar tranquilidad a los mercados. La impresión fue que fue una jugada coordinada con la aparición de Templeton en el mercado.

Más allá de esa polémica, Cañonero es un economista muy respetado en el mercado, donde le reconocen sus conocimientos de política económica y monetaria, que es acaso el punto más débil de Caputo de cara a su nueva responsabilidad, como anticipó LPO.

Tiene además Cañonero un plus clave en la etapa que si inicia: Es íntimo de Alejandro Werner, el argentino-mexicano encargado para el Hemisferio Occidental del FMI, que tiene control directo del programa para la Argentina. «Cañonero ya venia trabajando para el gobierno, fue clave en la negociación con el Fondo y se consultan todo con Werber», afirmó a LPo un experimentado operador del mercado que lo conoce hace años.

La salida de Llach
Como no podía ser de otra forma, Llach anunció su salida por Twitter, un pasatiempo que no abandonó ni siquiera en los momentos más críticos de la gestión. «Fue un honor trabajar en el Banco Central, y mucho más con este caballero», escribió el radical en referencia a Sturzenegger.

 

La comunicación de su salida no pasó desapercibida en la red social, donde le recordaron varios de sus desacertados pronósticos, sobre todo en lo referido a la inflación.

«Te la pasaste hablando pelotudeces toda tu gestión», resumió uno de sus seguidores.

En las últimas horas, Llach también fue objeto de críticas por parte de reconocidos economistas, que lo cuestionaban por demorar su renuncia a la vicepresidencia del BCRA.

Uno de ellos fue Guillermo Nielsen, que calificó a Llach como «un adolescente tardío que siempre estuvo de más en el directorio del Banco Central». Su colega José Luis Espert, por su parte, lo trató de «monigote».